miércoles, 6 de enero de 2021

 

Campo de Carabobo     4

Pasado, proyección de presente continuo a futuro

En agosto de 1.816 quería Simón Bolívar ocupar Guayana con las tropas reunidas por Santiago Mariño y Manuel Piar; pero no reconocido por estos jefes, se embarca hacia Haití. Y al comenzar 1.817 se encuentra de nuevo en Barcelona, Venezuela. Juan Bautista Arismendi cede la gobernación de Margarita a Francisco Esteban Gómez y va a tierra firme para continuar la lucha. Mariño pelea en Cumaná y reconoce con José Francisco Bermúdez la autoridad de Bolívar. Piar invadía Guayana, obedecido por cabecillas guerrilleros venezolanos desde 1.813. En marzo de este 1.817 Bolívar se pone en marcha, deja una guarnición en Barcelona dirigida por Pedro María Freites. Mariño nuevamente desconoce la autoridad de Bolívar y el 8 de mayo logra reunir una asamblea en Cariaco, que se titula Congreso y proclama la República Federal. Desde entonces Margarita adoptó el nombre de Nueva Esparta. Mariño es derrotado y pierde Cumaná y Barcelona; Piar triunfa en San Félix el 11 de abril, en este mes Bolívar se encuentra con Piar. Las tropas ahora mandadas por Bolívar reciben refuerzos de Bermúdez con Juan Manuel Valdez y Agustín Armario que vienen de Cumaná. En mayo llega a El Juncal y se une a las tropas que sitiaban Angostura. En octubre ya pudo establecerse un Consejo de Estado, presidido por Felipe Luis Brión y Juan Francisco Zea; entre julio y agosto los realistas abandonan Guayana y esta queda en poder de Bolívar…

Adelfo Morillo

 

Caballos      6

En la mañana del 14 de septiembre de 2.013, en el frente sur del Área de Educación de la Universidad Rómulo Gallegos, en Villa de Todos los Santos de Calabozo, me regaló Adolfo Rodríguez el libro de su autoría, dedicado y autografiado, Los llaneros… La utopía que cabalga entre Venezuela y Colombia…, publicado por el Fondo Editorial Ipasme (2.012), Caracas. En la página 47 de tal libro aparece el título: El Caballo llanero…, y ahí leemos: En aproximadamente cincuenta años comprendidos entre finales del siglo XVI y mediados del XVII pudo gestarse el hecho ecoétnico de adaptación de componentes bióticos equinos y bovinos de procedencia europea, en los espacios de las grandes llanuras orinoquenses. Al acondicionamiento del caballo berebere a tales llanuras interacciona el hombre con este nuevo ecosistema y surge la etnicidad correspondiente. Transfiguración por la cual el habitante aborigen, hispano, afro o cualquier otro, se perfila en ecoetnia, neoetnicidad con la concurrencia de la confluencia hombre-caballo-llanos de la Orinoquia…

*A pie de página acota el autor, Adolfo Rodríguez, que Alejandro de Humboldt refiere: Los caballos de los llanos provienen de la hermosa raza española y no son de gran talla. Tienen generalmente un color castaño uniforme…

Adelfo Morillo

                               Respeto por la palabra      6

posa, se posa (del verbo posar, posarse): El verso sutil que pasa o se posa / sobre la mujer o sobre la rosa, / beso pudo ser o ser mariposa. (Versos del poeta nicaragüense Rubén Darío); poza, pozo, poceta, pocita, pocillo, pocito, pozuela, pozuelo, pozón, pozote (sustantivo); a Ana le gusta mojar el pan en el pocillo con café con leche y a mí también… El que quiere puede; con humo no asan jojotos; el niño llorón y la mamá lo pellizca; ya se subió la gata en la batea; se consiguieron el hambre y la comida; no se vista que usted no va... (Refrán)… 

*(Félix Rubén García Sarmiento) conocido por el pseudónimo Rubén Darío, poeta, periodista y diplomático, nace el 18 de enero de 1.867 en Metapa, Nicaragua, muere el 6 de febrero de 1.916 en León, Nicaragua.

Adelfo Morillo

martes, 5 de enero de 2021

 Campo de Carabobo     3

Pasado, proyección de presente continuo a futuro

El 13 de octubre de 1.816 Páez vuelve a vencer en Achaguas, Apure. Y llega al 28 de enero de 1.817 cuando se libra la batalla de Mucuritas, Apure, donde Páez, conocedor de estas extensas llanuras piensa atraer a la fuerza enemiga a una sabana escogida de antemano por él y con este fin destina una columna de caballería, para que observe a los realistas y en caso de que fuese atacada y perseguida, se fuese retirando para conducirlos al punto seleccionado previamente; dicha columna era poco numerosa y Miguel  de La Torre la hace perseguir pensando que no hay más fuerzas enemigas, cuando inesperadamente al salir a una amplia llanura se le presentan todas las fuerzas de Páez, que ascienden a unos mil jinetes. La Torre ante tales fuerzas patriotas procede a formar su infantería en columnas cerradas, cubriéndola con la caballería a la retaguardia y en sus alas. Páez solo tiene jinetes armados de lanzas, algunas de las cuales eran del árbol llamado albarico, por lo que no puede exponerse a los tiros de la infantería realista, proponiéndose separar la caballería española de su infantería. A tal efecto forma dos columnas poco fuertes y les ordena atacar los flancos españoles, indicándoles a sus comandantes que se vayan retirando, para que los persigan los realistas y estos a su vez puedan ser envueltos por otras dos columnas de caballería preparadas previamente con este fin. Los escuadrones enemigos persiguen a los patriotas fugitivos, separándose un largo trecho de su infantería y de repente los formidables escuadrones de Páez vuelven caras, destrozan en gran parte, o dispersan a toda la caballería realista, compuesta por los criollos que mandaba Remigio Ramos, escapando solamente doscientos húsares europeos que avanzaban con menos ímpetu que los soldados de Ramos. Seguidamente Páez ordena prenderle candela a la alta paja que cubría la sabana, que estaba completamente seca por la sequía, esta acción la realizan cincuenta de sus hombres que ha seleccionado y dispersado en ella de antemano con este objeto y a los pocos minutos estuvo incendiada toda la llanura. La infantería española se forma en cuadro para resistir a su vez los ataques de la caballería de Páez. Rodeados por esta y envueltos en fuego y humo tienen la fortuna de hallar una vaguada, aun con agua, en que la maleza estaba húmeda, metiéndose en ella La Torre, con sus tropas, encuentra así la forma de poder salvarse de una mayor pérdida a la ya sufrida. Este es el primer revés sufrido por el ejército realista del general Pablo Morillo.

Adelfo Morillo

 Caballos 5

Rocinante es el nombre del caballo del Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, libro escrito por Miguel de Cervantes Saavedra; a Don Quijote cuatro días se le pasaron en imaginar qué nombre le pondría..., y así después de muchos nombres que formó, borró y quitó, añadió, deshizo y tornó a hacer en su memoria e imaginación, al fin le vino a llamar Rocinante, nombre a su parecer alto, sonoro y significativo de lo que había sido cuando fue rocín, antes de lo que ahora era, que era antes y primero de todos los rocines del mundo y aún lo seguía viendo como mejor montura que los famosos Babieca del Cid y Bucéfalo de Alejandro Magno. El caballo ha estado presente fundamentalmente  en la literatura épica, en las  grandes epopeyas de la literatura universal: la Ilíada, la Odisea, Los Nibelungos, La Canción de Roldán. Basta con recordar el emblemático Caballo de Troya de la Ilíada, o Babieca, el caballo (yegua) del Cid Campeador. Rocinante es el símbolo del caballo anónimo, de esos miles y millones de caballos que hicieron posible la supervivencia del hombre, el avance de la humanidad, el triunfo o el retroceso de las civilizaciones, el caballo desde la servidumbre leal, el esfuerzo cotidiano, la entrega hasta el agotamiento y el callado sufrimiento; por siempre vivan los caballos en el mundo real y en las letras de Rocinante…

Adelfo Morillo

 

Respeto por la palabra      5

agua, agüíta (sustantivo): ya casi no mana agua, solo sale una agüíta; pescado, pez, pececito, peces (sustantivo): me gusta el pescado; ese es un buen pez; apenas es un pececito; cómo hay peces en la laguna; lechoso, lechosa (sustantivo): el lechoso tiene unas cuantas lechosas…

Jalar mecate (halar); jaladera de mecate (haladera); jalamecate (halamecate); jalador (halador)… Jalar, jallar, jacer, jacha, jediondo, jecho, jondo, jumacera son antiguas formas castellanas, que aun se oyen en el uso cotidiano, con la hache (h) aspirada, en vez de halar, hallar, hacer, hacha, hediondo, hecho, hondo, humareda…

Adelfo Morillo