No seamos enemigos
Envidia en latín significa ver mal lo que
logramos de forma particular o colectiva… Si los amigos obtienen un beneficio,
sus amigos se alegran por tal bien, y nosotros los vecinos si nuestros vecinos
alcanzan éxitos, nosotros también nos alegrarnos, si así fuéramos en nuestra
condición humana en cada espacio y momento, conviviríamos en la mejor salud;
pero podemos reconocer que la envidia aparece hasta en las situaciones más
pequeñas o sencillas, hay gente que envidia la belleza física de alguien, la
bonita siembra de un agricultor, una ropa vistosa, a esa gente cualquiera cosa
le parece objeto de envidia, hasta la salud de un niño, y cuando algo raro
sucede, como si alguien hermoso de pronto pierde esa belleza, o una siembra se
marchita y se arruina, la gente de pueblo dice que fue víctima de mal de ojo, y
tristemente sí, hay gente portadora de estas feas energías, porque su envidia
es contraria al amor…
Alegrémonos cuando las personas sonríen
con sinceridad por los éxitos de alguien, no hace falta ser amigos, basta con que
no seamos enemigos de nadie; en la naturaleza sin conciencia, miramos que una
rosa brinda su lozanía y belleza, y al lado miramos también que una cayena
estalla en colores y formas, y qué ironía, nosotros los seres humanos
racionales nos dejamos atrapar por momentos de envidia… Vivamos con ilusión de
que vamos a desterrar la envidia, y que solo vamos a abrigar pensamientos y
sentimientos de bondad y alegría para los buenos logros de todos nosotros, y si
los adultos somos ejemplos en palabras y hechos contrarios a la envidia, sin duda
los niños que viven a nuestro alrededor irán creciendo con visiones ciertas de
aceptación y de regocijo por cada beneficio particular o colectivo del
vecindario, campo, pueblo, ciudad o en nuestro universo paisano o mundial…