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domingo, 23 de junio de 2013

El hilo intangible del amor



El hilo intangible del amor

     Cuando tenía dieciocho años una noche estaba acostado en mi chinchorro, y me sorprende que una prima –le decíamos la Nena- se me acuesta por un lado, y empieza a buscarme para que la posea, me molesté con ella y le dije que se bajara del chinchorro y se fuera de mi cuarto, ella se resistía y creía que yo no lo decía en serio, pero finalmente se fue…
     Al día siguiente me buscó Miguel que trabajaba de chofer en la florería de mi hermana mayor, y apenas me subí a la camioneta, me dijo que la Nena andaba diciendo que a mí no me gustaban las mujeres, y yo respondí que ella podía decir lo que quisiera, que si no quise tener un rato de sexo con ella, es porque sencillamente a mí ella no me gusta…
     La mujer es un ser lindo, por el solo hecho de ser mujer… Una mirada de mujer dice distintas cosas, son diversos los mensajes que se desprenden de una mirada de mujer: coquetería, súplica, arrebato, sensualidad, perdón, amabilidad, paz, amistad, ternura o amor… El andar de mujer enamora, cautiva, tranquiliza, despierta admiración en hombres y otras mujeres, y cuando se trata de la mujer que nos lleva al amor, si no nos corresponde, nos llena de angustia, y si atiende a nuestro afecto,  nos sentimos en la cima de la mayor alegría que nos depara la vida…
     Tengo doce hijos, diez son adultos profesionales o desempeñan un oficio, y los dos menores, Fabio estudia bachillerato y Cristina está en primaria, y me acuerdo de mi prima la Nena, sonrío y me pregunto en dónde estará y que hará en la vida, y ahora tengo más claro todavía la diferencia que hay entre tener momentos de sexo con alguien, y el estar con la persona que amamos, porque nos comprende en nuestros desaciertos, y a la que comprendemos en sus desatinos, y es que lo importante es que nos mantiene el hilo intangible pero irrompible del amor que damos o recibimos sin medida…