Mostrando entradas con la etiqueta El don de dar alivio. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta El don de dar alivio. Mostrar todas las entradas

miércoles, 12 de diciembre de 2012


El don de dar alivio, vida y alegría: José Manuel Siso Siso

     El 1º de diciembre de 1991 me fui con la familia a pescar en las compuertas de la represa, cuando íbamos, me llevé a mi hija más pequeña, María Cecilia, sentada en el tubo de la bicicleta, los demás iban a pie… Después de una larga caminata llegamos hasta el citado sitio, ahí nos pasamos la tarde, y esa vez no tuvimos suerte, no pescamos nada… Entonces en la tardecita nos vinimos de regreso, opté por llevarme en la bicicleta a mi hijo, Jorge Luis, porque era el más fastidiado y cansado, y cuando íbamos por la calle 13, entre carreras 11 y 12, Jorge metió el pie entre el caucho y la horquilla, la bicicleta hizo un caballito, salimos disparados y caí de espalda sobre el pavimento, Jorge cayó sobre mí, yo lo llamaba y no contestaba, lo levanté y lo cargué, le di la bicicleta a un conocido para que la llevara hasta mi casa, y detuve un taxi y nos dirigimos al hospital.. Ahí nos atendieron, yo tenía un golpe y una cortadura en la frente, me suturaron, y Jorge no tenía ni un rasguño, el médico me dijo que mi hijo todavía estaba dormido…Cuando llegamos a casa, ya era de noche, me bañé y me acosté boca arriba, y cuando quise levantarme para ir a comer, no me respondían las piernas, estaba paralizado, al largo rato después de tanto forcejear pude levantarme de lado… Al día siguiente amanecí con la cara hinchada y morada, debajo de los ojos mostraba sangre coagulada, y la garganta por dentro toda hinchada, no podía ingerir nada sólido, y me empezó un severo dolor en el cuello… En la mañana del siguiente día, le dije a mi hijo Adelfo Antonio la dirección de un señor que ni siquiera sabía leer, pero tenía el don natural de dar masajes y de componer torceduras de manos y piernas, como a media mañana llegaron y José Manuel Siso Siso, nacido en 1914, en El Yagual, Estado Apure, comenzó a recomponerme el esqueleto, esas sesiones las realizaba día de por medio, y los fuertes dolores del cuello yo los amortiguaba con sedantes durante 20 días con sus noches… Pero finalmente a finales de abril de 1992 fue cuando Siso me dio el último tratamiento quiropráctico… Han pasado 20 años y le doy gracias a Dios, por la infinita bendición que hizo en mí José Manuel Siso Siso, él ya no está en presencia física, pero permanece en estas letras, y en homenaje a todas las personas que en este pueblo y demás pueblos del mundo tienen el don de dar alivio, vida y alegría a los que como yo padecimos o padecen percances de este tipo…