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sábado, 9 de mayo de 2015

Los dos amigos

Los dos amigos

      En una de mis visitas en compañía de mi mujer, María, y de mi hijo, Fabio, a mi hijo, Adelfo Antonio, en San Cristóbal, este me tenía el libro Cuentos de Oriente, publicado a Ramiro Calle por la Editorial Sirio, S. A., Buenos Aires, Argentina, 1999; y en esos días estuve leyendo algunos de esos cuentos, y cuando me venía, Adelfo Antonio me dijo que me lo trajera, y fue así como hoy lo estuve hojeando y ojeando en mi casa frente a la computadora y en la página 99 me encontré con el cuento Los dos amigos
   



      Eran dos grandes amigos…, y un día decidieron dedicarse a la búsqueda espiritual y a la meditación. Para ello cada uno adquirió un pequeño terreno en el campo para vivir.  Uno de ellos tuvo el deseo de plantar un rosal y, así, un día poder disfrutar del maravilloso olor y del espléndido color de las rosas, pero en seguida descartó la idea, pues pensó que le causarían apego… Su compañero tuvo la misma idea y plantó el rosal. Transcurrió el tiempo y el rosal germinó, ofreciendo en su momento primorosas rosas. El hombre que disponía del rosal disfrutó de sus preciosas rosas y las mismas le servían para meditar y abrir su mente y su corazón a la naturaleza y vibrar cósmicamente con ellas. Las rosas le ayudaban a cultivar su sensibilidad, a desarrollar su sentido místico y a fundirse con lo Inmenso, pero nunca experimentó apego hacia ellas