Mis días de sastrería
Fui nieto criado por mis abuelos maternos.
Fue una tarde,
cuando comencé a trabajar en sastrería,
el sastre dobló y amarró mi dedo,
en donde se lleva el dedal;
era muchacho de mandados
y con el tiempo cosía a mano con habilidad,
y también aprendí a coser a máquina;
ahí en la sastrería me gustaba estar,
la pasaba bien junto a los demás,
el sastre y el hermano,
y dos o tres más que cosían pantalones;
y en sastrería me estuve
hasta cuando me fui a Mérida,
a estudiar en la Universidad.
El sastre y el hermano eran italianos,
y ahí conversábamos en lengua de Virgilio.
Adelfo Morillo