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jueves, 3 de julio de 2014

Andanza por nuestro idioma 139



Andanza por nuestro idioma            139

     El filólogo Ángel Rosenblat en su libro Sentido mágico de la palabra comienza diciéndonos Vamos a evocar los tiempos en que la palabra era materia sagrada.

     ETIMOLOGÍAS ILUSTRATIVAS

     La historia de algunas palabras nos servirá de hilo conductor. Hablar, en español antiguo fablar, viene del latín fabulari, contar, conversar, derivado de fabula. Algo del viejo sentido ha quedado, con evocaciones inquietantes, en confabular, que es una manera especializada de hablar. Ese fabulari latino está relacionado con un verbo más antiguo, fari, hablar, que tiene, entre otros los siguientes derivados: un participio de presente fans, el que habla, de donde infans, el que no habla, que es nuestro infante, antiguamente la criatura que aun no podía hablar, después la de pocos años, luego el hijo de nobles (los Infantes de Lara), más tarde los hijos de los reyes (los Infantes de Aragón) y finalmente el soldado de la más modesta de las armas. También procede de él otro participio, fatus, de donde fatum, el hado que es, etimológicamente, lo que ha sido dicho, la predicción y luego el destino, en realidad el desdichado, terrible, funesto, y frente a él la bienhechora hada. De ahí derivan bienhadado y malhadado, y también nefando, y además fasto y nefasto, y por otro lado fama e infamia, famoso e infame.
     El verbo hablar nos ha llevado ya a regiones lejanas. El sustantivo palabra nos conducirá también a tierras misteriosas: procede del latín eclesiástico parabola, tomado a su vez del griego (significaba comparación o alegoría), y la parábola era la forma por excelencia de la palabra de Jesús.
     Vemos, pues, la palabra entrañablemente asociada con la fábula y la parábola. En griego está unida además con una forma de creación religiosa: el mito. El griego mythos, además de designar el mito o la leyenda, significaba la palabra, y mythéuo o mythéomai, hacer mitos, era corrientemente hablar. ¿No ha llegado a sostener un lingüista, famoso en otro tiempo y hoy muy olvidado (Max Müller), que el mito es un producto accesorio del lenguaje, una especie de enfermedad de la palabra? De manera más hermosa lo expresaba Paul Valéry, partiendo de la poesía:
            Mito es el nombre de todo lo que existe por la sola virtud de la palabra…
       Todo nuestro lenguaje se compone de pequeños sueños breves… No se
       puede hablar sin crear mitos… La palabra nos habita y lo habita todo…En
       un principio era la fábula…