Recuerdo,
callo, y dejo al aire una sonrisa
He sembrado tantas plantas
en el patio,
medicinales, frutales,
ornamentales;
ahora miro a mi hijo,
Fabio,
prepara la tierra en el
patio,
y pregunta
¿De quién me vendrá
este gusto por sembrar?
Mi mujer, María, responde
De papá,
mira, cómo ha sembrado todo el patio.
Y yo recuerdo a mi papá,
así le digo a mi abuelo
materno,
él y mi mamá, así le digo
a mi abuela materna,
ellos me criaron desde la
primera semana,
después de que mi mamá,
Cecilia Filomena, me
parió.
Sí, recuerdo a mi papá,
Tomás Morillo,
cómo le gustaba sembrar,
y hasta su último momento
de conciencia,
cómo hablaba con ilusión
de tumbar una roza,
para sembrarla de maíz y
frijol.
En edad ya no soy niño,
mi hijo, en edad va
dejando la niñez,
miro a mi hijo,
recuerdo a mi papá,
conmigo siempre fue niño,
hacía los trompos,
bailaba los trompos,
me enseñó a bailar los trompos,
me enseñó a tomarlos en la
mano,
y cada vez, volvía a sus
ganas,
así fue hasta su último
momento de conciencia,
se fue con las ganas
de volver a tumbar una
roza,
para sembrarla de maíz y
frijol.
Ahora mi hijo desgranó
unas vainas de frijol,
y prepara la tierra,
y se pregunta
¿De dónde me vendrá
este gusto por sembrar?
Y yo, recuerdo sin
nostalgia,
callo, y dejo al aire una
sonrisa…
Adelfo Morillo