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martes, 14 de julio de 2015

Recuerdo, callo, y dejo al aire una sonrisa

Recuerdo, callo, y dejo al aire una sonrisa

        He sembrado tantas plantas en el patio,
        medicinales, frutales, ornamentales;
        ahora miro a mi hijo, Fabio,
        prepara la tierra en el patio,
        y pregunta
        ¿De quién me vendrá
        este gusto por sembrar?
        Mi mujer, María, responde
        De papá,
        mira, cómo ha sembrado todo el patio.
        Y yo recuerdo a mi papá,
        así le digo a mi abuelo materno,
        él y mi mamá, así le digo a mi abuela materna,
        ellos me criaron desde la primera semana,
        después de que mi mamá,
        Cecilia Filomena, me parió.
        Sí, recuerdo a mi papá, Tomás Morillo,
        cómo le gustaba sembrar,
        y hasta su último momento de conciencia,
        cómo hablaba con ilusión de tumbar una roza,
        para sembrarla de maíz y frijol.
        En edad ya no soy niño,
        mi hijo, en edad va dejando la niñez,
        miro a mi hijo,
        recuerdo a mi papá,
        conmigo siempre fue niño,
        hacía los trompos,
        bailaba los trompos,
        me enseñó a bailar los trompos,
        me enseñó a tomarlos en la mano,
        y cada vez, volvía a sus ganas,
        así fue hasta su último momento de conciencia,
        se fue con las ganas
        de volver a tumbar una roza,
        para sembrarla de maíz y frijol.
        Ahora mi hijo desgranó unas vainas de frijol,
        y prepara la tierra,
        y se pregunta
        ¿De dónde me vendrá
        este gusto por sembrar?
        Y yo, recuerdo sin nostalgia,
        callo, y dejo al aire una sonrisa…
                                                             Adelfo Morillo