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sábado, 7 de junio de 2014

Andanza por nuestro idioma 96



Andanza por nuestro idioma    96

     El latín tiene la forma miscere con sentido de mezclar, mecer, mover, en castellano empleamos mecer en distintos aspectos; podemos mecer la cuna de un niño, Carmen se mece en el chinchorro y mi hermana se mece en la mecedora y yo las miro, mientras me mezo en el columpio, o me columpio una y otra vez; en el juego de envite y azar, cuando alguien se alía con otra persona, para ganarle con ventaja a otro, decimos que lo están meciendo, o que le están montando un chinchorro o una hamaca…
     En mis tiempos de muchacho en El Picacho y en Calabozo cómo me gustaba disfrutar meciéndome en mi chinchorro, y todavía siento que no hay nada como estar acostado y meciéndose en un chinchorro, tanto es así que en casa, hice colocar alcayatas en los dos corredores, y cómo es de sabroso, cuando me acuesto y me mezo y mezo, mientras miro pájaros, plantas y flores en el patio…
     A nuestra bisabuela María Obdulia Olivares la tuvimos hasta muy viejecita, y cuando mi prima Aleida y mi hermana Pina tenían a los hijos pequeños los acostaban en un chinchorro, y mientras ellas estaban ocupadas en quehaceres de la casa, dejaban a alguno de los niños en el chinchorro con cabuyeras templadas, que impedían que el niño se fuera a salir del chinchorro, y dejaban que la abuelita Obdulia se encargara de mecer y mecer al niño o niña, y ella así se estaba mece que mece, hasta cuando el mecido o mecida se despertaba y empezaba a llorar, y lloraba y lloraba, y entonces a la abuelita la escuchábamos alzando la voz ¡Aquí está este muchacho chiflandooo..!
     Cuando estudiaba primer año de bachillerato en el Liceo Humboldt, donde ahora funciona el Colegio Teresa de la Parra, en uno de los recesos me estaba meciendo en una rama de mango, sonó el timbre y me solté primero de las manos antes que de los pies, y caí sobre mi trasero, el golpe me dejó aturdido, y me fui envarado y soportando el dolor sin decir nada hasta el salón…