Andanza por nuestro
idioma 7
Este largo camino es para andarlo poco a
poco y con pausas, y en este paso nos detuvimos a mirar a unos malabaristas de
ocasión, y estos nos dieron la idea de jugar con la palabra abracadabra, que
según la cábala debemos escribirla en once líneas, y en cada una de ellas ir
disminuyendo una letra, y al final nos va a dar la figura de un triángulo, y
este nos depara diversas cosas mágicas y asombrosas; luego pensamos en la
expresión arte de birlibirloque o de encantamiento, y con ella expresamos la
idea de que algo se hizo como por arte de magia; y también nos llegó el
recuerdo de la expresión ¡Ábrete,
sésamo..!, con que nos deja boquiabiertos uno de los hermosos cuentos del
libro de los sueños Las mil y una noches…
En el cerebro de los niños todo lo
maravilloso o mágico puede suceder, ellos escenifican sus sin pares obras
teatrales, donde son reyes, reinas, maestros o maestras, médicos, enfermeros o
enfermeras, hadas buenas o perversas, y en un tiempo ilusorio, porque el pasado
y el futuro lo confunden, y por tanto ríen, lloran, viajan, sufren, salvan,
socorren, y además pueden pasar de un rol a otro sin ningún problema…
Y en esta pausa nos preguntábamos por qué
los adultos perdemos la ilusión atemporal de los niños, nos creemos
importantes, serios, y casi nunca o nunca nos alcanza el tiempo para sonreír en
nuestra intimidad y para soñar con fe y candor…
Las cosas no se dan por abracadabras, ni
por artes de birlibirloques, tampoco con expresiones de ¡Ábrete, sésamo...!, pero la vida nos regala la posibilidad de que
no nos vayamos de nosotros mismos, y hay tantas palabras que nos permiten
alegrarnos, porque en el significado de cada una de ellas, si las atendemos
bien y con respeto, nos vamos a encontrar respuestas ciertas a nuestros asuntos
cotidianos, y también tantas palabras nos dan la llave para imaginar mundos con
momentos mágicos de colores, arco iris, y de músicas con todas las armonías que
nos permiten pensar, sentir y soñar…