Cantas al viento
Por ser
la primera vez
que yo
en esta casa canto,
gloria
al Padre, gloria al Hijo,
gloria
al Espíritu Santo…
Por ser la primera vez
que yo en esta casa
canto,
me
hago la cruz en la frente,
para
líbrarme de espanto…
Ayúdame, guitarrita,
ayúdame,
cuatro cuerdas,
que
quiero cantar ahora,
para recordar mi tierra…
Guitarrita,
guitarrita,
tienes
boca para hablar,
los
ojos no más te faltan
para
conmigo mirar…
¿Pides un canto, querida?
pide
más un suspiro:
tus
suspiros son el nido,
donde
mi alma se reclina…
Los pajarillos y yo
nos levantamos a
un tiempo:
ellos
a cantar sus dichas,
yo a
cantar mis sentimientos…
Dulce canta el turpial,
más
dulce aroma el jazmín,
alegre
está mi corazón
de
tanto pensar en ti…
Las
arenitas del río
corren
debajo del agua;
debajo
de mis cantares
corren las dichas de mi alma…
Yo canto, porque cantando
expreso
los gozos míos;
cuando estoy a solas canto
y en
conversación me río…
Si
supiera que cantando
mis
cantos te distraían,
cantando
me la pasara
toda
la noche y el día…
El que
me oyere cantando
dirá:
¡Qué alegre está aquél!:
pues,
sí, siento el corazón
más
dulce que la miel…
Yo no canto porque me oigan,
ni
porque mi voz es buena;
yo
canto, porque no falten
sonrisas a mi morena…
Cuántos
más trabajos tengo,
canto
con más alegría,
porque los mismos
trabajos
me
sirven de compañía…
Cuando
llego a una parranda,
donde hay muchachas
bonitas,
yo
canto con muchas ganas,
porque
divierto la vista…
Si
me dan licencia canto
y
si no me quedo callado,
considerando
que me hallo
de
mi licencia privado…
Ahora
sí voy a cantar
con muchísima alegría,
porque ya salió
a bailar
la mujer que yo quería…
Voy
a suspender mi voz,
si me ayuda la garganta,
porque digan las mujeres:
¿Cuál moreno es el que canta?
A
mí mismo me da miedo
cuando levanto el tañido,
porque me hallo facultoso
y dueño de mi albedrío…
Cuando
revienta mi voz,
cuando me sale del alma,
se escucha a cuarenta
leguas
estando la noche en calma…
Cuando
tengo el pecho claro
hago lo que
me da gana:
de mi garganta una torre,
de mi lengua una campana…
Yo no
sé, si estoy cansado
o la música me falta,
porque estoy hecho a cantar
a son de bandola y arpa…
Desde
el llano abajo vengo
en mi caballo melado,
atropellando cantores
como atropella ganado…
Yo
no digo que no habrá
cantadores en el llano,
que canten más arreglado;
pero más sabroso,
¿cuándo..?
Yo me la paso cantando
de Cuchivero a Caicara
Pecho, ¿por qué estás
tan ronco?
Lengua, ¿por qué no declaras..?
Yo
no canto en los fandangos,
porque mi zamba no quiere:
porque dice que cantando
enamoro a las mujeres…
Cante,
cante compañero,
no le tenga miedo a nadie,
que en la copa del sombrero
cargo la Virgen del Carmen…
Si
la gracia me ayudara,
como me ayuda el
deseo
más sabroso le cantara:
pero sin gracia, no puedo…
Esto dicen, esto dicen,
esto dicen los llaneros:
el que no sabe cantar,
no sirve pa’ cabestrero…
Aquí
me estaré cantando,
cantando hasta el amanecer,
para que las hojas secas
vuelvan a reverdecer…
Para
obsequiar mis amores
tengo cosas especiales:
en el campo, tantas flores,
en mi cabeza, cantares…
Algunos
para cantar
tienen su medio salero;
pero yo para cantar
tengo mi salero entero…
Si
porque canto, me arrestan,
me la pasaré penando;
¿cómo no arrestan los gallos
que se la pasan cantando..?
El
que un cantador se pele,
no debe ser tan notado;
se pelan todas las gentes,
por más que hayan estudiado…
Yo tengo una guitarrita,
que la llamo quitaquita,
porque quita los pesares
a las muchachas bonitas…
Dale
duro a esa bandola,
que se acabe de quebrar,
que
los palos hay en el monte
y quien los sepa labrar…
El
oficio de maraquero
es oficio condenado;
para todos hay asiento
y el maraquero parado…
Al son de mi guitarrita
voy a sacar unos versos,
para que sepan las niñas,
cómo
cantan los llaneros…
Para
que sepan las niñas,
cómo cantan los llaneros,
que por doquiera
que pasan,
dejan los buenos recuerdos…
Mi
zamba no necesita,
que le
regale espejos;
cuando se mira en mis ojos,
me dice: soy bella, negro…
Cuando
salgo, queda triste,
triste, pensando en su negro;
y alegre como las pascuas
la hallo, cuando regreso…
Tengo
una vaquita mansa,
ah, vaca más buena moza;
con el fondo de canela
y manchas de mariposa…
Yo
la tengo destinada
para regalo a mi novia,
con cuatro bonitos mautes
y dos o tres novillonas…
La
noche cuando me case
ha de ser noche de gloria;
pues bebo luz en sus ojos
y miel de abeja en su boca…
Cuando
gente se enamora,
nadie la puede atajar;
como se ataja el caballo
con el freno y el bozal…