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sábado, 23 de febrero de 2013


Ternura o asombro en la literatura

     En el mundo de las letras toda creación es válida, cada autor deja ver algún mundo de posibilidades, en donde el lector encuentra conflictos, argumentos y soluciones ficticias o reales… Afortunados los autores que en vida han tenido acogida, aceptación y triunfos, pero se da los casos de autores que en vida no han tenido el favor del público ni de la crítica, y como si fuera una ironía después de sus decesos físicos han sido elogiados y sus obras solicitadas en grandes cantidades…
     En Sainte-Foy-Les-Lyon nació en 1900 Marcel Achard, que se dedicó al teatro donde dio a conocer La vida es bella, Jean de la Lune, Nuez de coco, El corsario, Iremos a Valparaíso, Membrú se fue a la guerra… Pierre Brisson llegó a decir de Marcel Achard que es dueño de “un estilo libre, desembarazado, que no es quizá un gran estilo, pero que lleva una marca personal muy seductora”…
     Cuando un escritor crea se adueña de la libertad, no hay límites en las escenas por él desarrolladas, pintan una moral propia del mundo de la literatura… Y en cuanto al estilo es característico de su visión pensada y sentida…Ahora bien la libertad es infinita y el estilo abarca pequeños o grandes mundos, sin que ello signifique pequeñez o grandeza literaria…
     El escritor elige su mundo de creación, en él escucha la música en la inmensa posibilidad de armonías, y en ese mundo busca salida a las diversas emociones humanas, y por tanto cuando leemos algún género literario nos puede levar a sonreír, a pensar, a sentir o a llorar…La escritura brinda un calidoscopio de colores y matices, que en algún momento nos lleva a la ternura o al asombro…