La brevedad de
nuestras vidas
Ars
longa, vita brevis, El arte es largo,
la vida es breve…, sentencia latina
que deberíamos pensar en cada momento de nuestra existencia, porque nos
contradecimos sin darnos cuenta, mentimos deliberada o solapadamente, y algo
muy triste llegamos a mentirnos a nosotros mismos, y el colmo de la tontería
cuando creemos que nos escondemos de Dios…
La vida breve que nos toca, la deberíamos
encauzar por labrarnos la mayor suma de momentos gratos para nosotros y para las
demás personas con que convivimos, familiares, amigos, conocidos y con que
tratamos en las diferentes situaciones cotidianas…
Nos damos momentos gratos, cuando
paladeamos los sabores que nos gustan, cuando olemos las fragancias que nos
alegran en las flores, en las frutas, en amor y amistades; yo disfruto leyendo
libros que me agradan, mirando películas de mis buenos afectos, siguiendo
distintos juegos deportivos y de entretenimiento, avanzo junto con el tiempo,
mientras siembro semillas, plantas, o trasplanto , las riego, las podo, las
miro y admiro, me paseo entre ellas, tomo alguna fruta en sazón y la degusto y
llevo a la casa, y le doy a alguno de mis hijos y a mi mujer, María; y cada día
vuelvo al patio y olisqueo y siento la brisa fresca, y me alegra el canto de
los pájaros, y cómo se bañan, y bailan, saltan, llegan, vuelven y se van…
Esta vida breve busco alargarla dándome
momentos alegres, como cuando estoy con mis hijos, solo intento estar con
ellos, jugamos, salimos, caminamos, paseamos, viajamos, hablamos, hacemos
chistes, bromeamos y brindamos por las tristezas idas y por la sencilla alegría
de estar juntos…
En esta mi vida breve también me tomo
momentos para escribir ideas, reflexiones, comento lecturas y tantas cosas
cotidianas, cuando llegue el último de mis alientos, si estoy consciente, no
tengo dudas de que me costará irme de la gente que quiero, y como confío en
Dios, mi alma permanecerá en el tiempo, según como haya sido la dimensión de mi
amor, mientras duró mi vida breve…