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viernes, 5 de julio de 2013

Sigamos bendiciendo con la palabra


Sigamos bendiciendo con la palabra

     Hay gente que hace promesas, y escribo que hasta ahora yo nunca le he hecho ninguna promesa a nadie… Sí recuerdo de mis tiempos de muchacho que cuando los hombres daban su palabra, la cumplían, y así hacían negocios de palabra, y los respetaban a carta cabal… Ahora esa costumbre se ha perdido, sin embargo todavía quedan algunos rezagos y algunos hombres hacen negocios de palabra, y los cumplen; pero también hay los chistosos que dicen asegurar algo y hasta dicen en tono de burla mi palabra es un documento… Yo compré mi casa, y en la mañana cuando fuimos vendedor y comprador a firmar en el registro, en un momento aparte, me dijo el comprador Adelfo, quiero decirte que alguien ofreció pagarme más por la casa, pero yo le dije que ya yo le había mi palabra a Adelfo… Y sé que así hay gente todavía en los tiempos presentes…
     Yo en mi vida diaria, me presento con un sí, si estoy de acuerdo en cumplir un compromiso, y con un no si no estoy de acuerdo, y así busco dejar clara mi posición, porque algunas personas quieren que juremos, pero yo evito hacer juramentos, porque considero que con afirmar o negar es suficiente, y otra cosa que evito es mentir, como también evito pronunciar groserías…
     Sabemos que con la palabra Dios creó el mundo, y le dio al hombre el poder de nombrar las cosas con palabras, y es porque la palabra es el aliento de alma que se traduce en milagro, creación y magia; la palabra refresca con el agua, ilumina en los relámpagos, florece en el paisaje y canta en las voces de mujeres, hombres y niños, y por tanto sigamos bendiciendo con la palabra…