Sigamos bendiciendo
con la palabra
Hay gente que hace promesas, y escribo que
hasta ahora yo nunca le he hecho ninguna promesa a nadie… Sí recuerdo de mis
tiempos de muchacho que cuando los hombres daban su palabra, la cumplían, y así
hacían negocios de palabra, y los respetaban a carta cabal… Ahora esa costumbre
se ha perdido, sin embargo todavía quedan algunos rezagos y algunos hombres
hacen negocios de palabra, y los cumplen; pero también hay los chistosos que
dicen asegurar algo y hasta dicen en tono de burla mi palabra es un documento… Yo compré mi casa, y en la mañana cuando
fuimos vendedor y comprador a firmar en el registro, en un momento aparte, me
dijo el comprador Adelfo, quiero decirte
que alguien ofreció pagarme más por la casa, pero yo le dije que ya yo le había
mi palabra a Adelfo… Y sé que así hay gente todavía en los tiempos
presentes…
Yo en mi vida diaria, me presento con un
sí, si estoy de acuerdo en cumplir un compromiso, y con un no si no estoy de
acuerdo, y así busco dejar clara mi posición, porque algunas personas quieren
que juremos, pero yo evito hacer juramentos, porque considero que con afirmar o
negar es suficiente, y otra cosa que evito es mentir, como también evito
pronunciar groserías…
Sabemos que con la palabra Dios creó el
mundo, y le dio al hombre el poder de nombrar las cosas con palabras, y es
porque la palabra es el aliento de alma que se traduce en milagro, creación y
magia; la palabra refresca con el agua, ilumina en los relámpagos, florece en
el paisaje y canta en las voces de mujeres, hombres y niños, y por tanto
sigamos bendiciendo con la palabra…