Luis Camaripano In memoriam
Quizás aquel día diecinueve de febrero de
mil novecientos cuarenta y dos estaba fresco y con lampos de neblina que por
ratos ocultaba los morros de San Juan, o pudo ser de sol y alisios gratos y
bonancibles…, esto imaginaba mientras me hablaba Ildemaro de su hermano y amigo
Luis Camaripano…
Este viernes tres de octubre sí hacía buen
sol en Calabozo, pero también nos refrescaba la brisa venusina… Y me dejé
llevar hasta finales de los años sesenta y comienzos de los setenta, cuando
Luis Camaripano llegó al Liceo Humboldt
de Calabozo, usaba a diario guayabera, así dictaba las clases de Química, y
todavía en aquellos tiempos presentábamos en julio exámenes finales teóricos y
prácticos, y en una de esas mañanas me tocó en el laboratorio rendir prueba
práctica oral con tan temido profesor, pero conmigo fue en ese momento todo un
profesor y caballero, y fui uno de los pocos que aprobamos Química en ese
tercer año, no me dio clases, porque yo estudié Humanidades, me gradué de
bachiller y me fui a Mérida a estudiar Letras…
Regresé a Calabozo graduado, casado y con
hijos, visité al profesor Luis Camaripano, me hizo llegar hasta la Asamblea
Legislativa, donde era Presidente Ildemaro, que habló con Ilsia Pino, Jefa de
la Zona Educativa, que me asignó horas de docencia en Calabozo, con la
asignatura Castellano y Literatura… Desde ese año mil novecientos ochenta y
ocho empezamos una amistad de respeto, para mí siempre fue amigo sincero, y así
hablábamos, y yo sobre todo lo escuchaba, era buen conversador, amigo de estas
tierras de monte, lejuras y caballos…
Estas notas son de soles y aromas,
fragancias de flores de bora por la memoria de Luis Camaripano, se ha ido, pero
nos quedan los bonitos recuerdos de alguien que siempre tenía abierta sonrisa
en su porte galano y fuerte…
Este
es un canto sencillo, y para los que lo conocimos, no lo olvidemos, y lo
mantengamos vivo en el vuelo amarilloso de las paraulatas, en las flores de oro
de los araguaneyes y en el cauce suelto de los ríos llaneros…
