Lirios de amor
La estrella
marcó el camino desde hace casi dos mil años, en esa madrugada en un pesebre de
Belén. María fue elegida y bendecida, nació Jesús y a su lado estaba José…
Jesús llegó a sus treinta años de edad, comienza a anunciar su evangelio, la
buena nueva, basado en el amor, hace milagros y cada buena manifestación en
nombre de Dios, Padre de todo lo creado… Tres años después de su prédica es
entregado, apresado, juzgado, sentenciado a morir crucificado, y a la hora nona
de aquel día ofrece su último aliento encomendándose a Dios… A partir de ese
momento no se entiende lo que significa y abraza el amor; para los días
actuales se ha llegado a lo más bajo, cuando se llega a decir, para tener
relaciones sexuales Hacer el amor…
Jesús dijo Mi reino no es de este mundo… Este mundo
donde prevalece la obsesión por ell dinero, la mentira, la ambición, el odio…
El mundo al que a cada momento le damos la espalda, es al mundo de amor… ¿Y qué
es el amor..? El amor es respeto a la naturaleza, al aire, al agua, a la flora
y a la fauna… Es cada manifestación bella y buena de nosotros, mujeres,
hombres, niños… En el Nuevo Testamento, en Mateo, cuando Jesús pronuncia la
parábola del buen pastor, previamente leemos… Se acercaron sus discípulos, y le preguntaron ¿Quién será el mayor en
el reino de los cielos? Y Jesús llamando ante él a un niño, lo coloca en medio
de ellos… Y dijo: En verdad les digo que si no se convierten y se hacen
sencillos como los niños, no entrarán en el reino de los cielos…
¿En dónde está
el reino de los cielos? Aquí mismo entre nosotros, en nuestra vida cotidiana, y
para están en tal reino, debemos convertirnos y hacernos sencillos;
convertirnos es reconocer que nos equivocamos, mas comenzamos a acertar, cuando
no reincidimos en las mismas equivocaciones, seguiremos equivocándonos, pero en
otras situaciones; ¿cómo nos hacemos sencillos? Debemos ser sinceros con nosotros
mismos ante Dios y ante cada uno de nuestros prójimos, y la sinceridad la
manifestamos en saber decir las cosas, en saber callar tantas otras, en saber
accionar y sobre todo en estar preparado para saber reaccionar en palabras o en
hechos…
El reino de
los cielos tiene su base en el amor, ya dijimos que el amor es cada
manifestación bella y buena de nosotros, mujeres, hombres, niños; y las
manifestaciones bellas y buenas son infinitas, como forma de ejemplos…, cuando escuchamos
las situaciones contrariadas de alguien, y ocupamos tiempo para responder con
palabras o con hechos ajustados a la situación contrariada de sentirse sin
apoyo moral o escasez de techo, de alimento o de vestido; cuando en vez de
juzgar a alguien, comenzamos por mirarnos, para saber si nosotros también
decimos o hacemos tal cosa que queremos juzgar cuando nos alegramos con los
logros positivos de alguien, cuando festejamos sus alegrías, cuando acompañamos
sus momentos amargos, duros, tristes…
La editorial Oveja Negra publica en Bogotá, Colombia,
en 1984, la novela La piedra que era
Cristo, del escritor venezolano Miguel Otero Silva, y en la página 154 y
siguientes, nos encontramos con estas líneas María Magdalena creyó a cielo abierto que el placer y la felicidad eran
una misma experiencia, un indivisible sensación, hasta el momento en que siete
demonios se metieron en su cuerpo y se atrincheraron en sus pecados. El primero
en colarse fue el demonio de la vanagloria, ella era a mujer más hermosa de Galilea… El segundo fue el demonio de la
sensualidad, el diablo suelto de la lujuria… El tercer demonio la convidaba a
saborear en fuentes de plata los manjares más delicados y a paladear en copas
de oro los licores más aromosos. El cuarto demonio la adormecía como bajo el letargo
de un beleño, la incitaba a quedarse entre almohadones de plumas y sábanas de
seda mientras que el sol avanzaba hasta más allá de la mitad del cielo. El
quinto era el demonio de la mentira que la llevaba a decirle a un amante que lo amaba sin amarlo… El sexto demonio era el amargo espíritu de la
frustración, el encanto de su desnudez no llegaría a servirle corazón nunca
para torcer la vida de un hombre ni la historia de un país… El último en entrar
en su corazón fue el demonio de la melancolía… El demonio de la melancolía era
un viento de páramo que le recorría los huesos, una desgracia imaginaria que la
obligaba a sentarse a llorar en los rincones…
Fue en este trance cuando su amiga Juana,
que era la mujer de un alto dignatario de la coíarte de Herodes Antipas, vino a
consolarla de su tristeza, y le habló de Jesús, el rabí galileo, en quien Juana
creía… Juana le repitió las parábolas y las sentencias que el Maestro decía…
María Magdalena decidió ir a ver a Jesús.
El Maestro, que jamás pisaba las piedras sacrílegas de Tiberíades, se hallaba
en aquel entonces en Magdala. La cortesana María Magdalena hizo el viaje al
lugar donde ella había nacido, donde todos la conocían y ninguno quería saber
de ella. Allí indagó que Jesús había sido invitado a cenar por un fariseo
llamado Simón. María Magdalena entró a la casa de Simón y supo en seguida cuál
de los convidados era Jesús sin que nadie se lo dijese. Se dirigió
resueltamente a él, y se arrojó a sus pies y comenzó a bañarlos con lágrimas de
fe, y a besarlos, y a ungirlos con el bálsamo que había llevado en un pomo de
alabastro. Simón, el dueño de la casa, se escandalizó y advirtió a Jesús que
aquella mujer era una pecadora, conocida en la ciudad. Pero Jesús tomó la
palabra y le contestó: Cuando yo entré a tu casa no me ofreciste agua para
lavar mis pies, esta mujer en cambio los ha regado con sus lágrimas y los ha
enjugado con su cabellera y los ha ungido con perfumes. Tú no me diste en la
mejilla el beso de bienvenida, en cambio ella no ha cesado de besarme los pies…
A María Magdalena le dijo: Tus pecados te son perdonados porque has amado
mucho. Tu fe te ha salvado, vete en paz…
La
naturaleza sufre de cólicos, de estreñimientos, y se libera con fumarolas, con
erupciones volcánicas; asimismo sufre contracciones, se estira y se manifiesta
en terremotos, maremotos, tsunamis; cuando está sobresaturada eructa y se
desata en inundaciones; cuando sufre de
calores internos, de fiebres intensas, se cubre de incendios… De igual manera
la gente padecemos tales manifestaciones somáticas y peor aún las llevamos en
nuestros espíritus… Ahora bien, desde el comienzo del mundo la naturaleza
empezó a manifestar cada una de sus expresiones bellas: las aves con sus
plumajes, con sus trinos, con sus vuelos o planeadas, las flores con sus
pétalos, sus formas, colores y fragancias, los crepúsculos matutinos y los
vespertinos con sus arreboles multiformes y variopintos; después sobre la
tierra de este planeta aparece la gente, hombres y mujeres; si somos de fe,
creemos en la creación de Dios, crea a Adán y a Eva, nacen Caín y Abel, y
cierto día Caín mata a Abel, comienza la maldad, el crimen; si nos atenemos a
la evolución, acudimos a una especie que tras un largo proceso de mutaciones
llega a ser gente, hombres y mujeres; y cuando se da cuenta de que sometiendo a
otra gente, puede imponerse y a partir de ahí lograr llevar una cotidianidad
más fácil a expensas de tal gente sometida; esta es la larga historia de
conquista, de guerra, de ocupación, de esclavitud; cuando la gente logra
liberarse, surge el trabajo por un salario, y así nos encontramos hasta los
momentos actuales. Physis, fisis, la naturaleza, así la empezaron a denominar
los filósofos griegos siglos antes de Jesucristo; la naturaleza perfecta, bella
y buena; el cuerpo humano también es perfecto, bello y bueno en su desempeño
fisiológico; mas cómo nos vamos alejando de la perfección, de lo bello y bueno,
a medida que nos apartamos del amor. Thesis, tesis, orden, teoría para llevarla
a la práctica, praxis, así aquellos mismos filósofos griegos empezaron a
designar lo que obedece a normas, leyes consuetudinarias, dadas por las
costumbres, y las leyes adecuadas a situaciones de la cotidianidad; algunos
filósofos dejaban a un lado la naturaleza, como fue el caso de Sócrates (nace
en Atenas en 460 a. J., muere en dicha ciudad en 399 a. J.); en el largo
recorrido de la vida del universo y la de este planeta en particular, la
podemos ubicar en naturaleza y cultura, naturaleza como cada manifestación en
la Tierra, incluida la gente, hombres y mujeres; y en cultura como cada cosa
creada, producida, inventada por la gente, cosas materiales e inmateriales,
asibles e inasibles, concretas o abstractas como edificios, música…
Hay tantas cosas
las más frágiles como mariposas, libélulas, flores, y dentro de las flores,
elijamos los lirios, son tan humildes, sencillos, apartados en el sitio más
inesperado, y ahí están por si son mirados o no, transcurren e igual no se
dieron por enterados de si fueron mirados o no, mas si nuestra sensibilidad da
con algunos de ellos, nos dejamos llevar a pensamientos y sentires
indescriptibles; así debería ser cada segundo de nuestra existencia, para
darnos, para dar, para ser útil en la medida de nuestras capacidades
materiales, intelectuales, espirituales, sin esperar recompensas,
reconocimientos; tal tesis es ideal, somos idealistas, pues bien, este es el
real camino hacia el mundo de amor…
Cada día
cuando oro, lo hago así… Dios, Padrenuestro… Estás en el cielo (sitio en donde
solo reina el amor)… Santo es tu Nombre… Ven a nosotros con tu Reino… Haz tu
voluntad en el cielo y en la tierra… Danos hoy nuestro pan de vida (pan físico
y espiritual)… Perdona nuestras ofensas, haz que perdonemos a los que nos
ofenden… No nos dejen caer en tentación… Líbranos del mal (líbranos de hacer
mal, líbranos de cada mal)… Amén…
¿En dónde
están la belleza y lo bueno, la bondad..?
La belleza
está en cada espacio, en cada lugar, excepto donde hay inmundicias… Asimismo
está en cada tiempo, en cada momento, aun en algún instante de tristeza…
Igualmente la belleza está en cada circunstancia por muy difícil que sea…
Cuando una persona desconocida nos atiende amablemente, o viceversa, cuando
atendemos a personas que no conocemos, a pesar de las previsiones por los
hechos lamentables que no debieran suceder, mas sabemos que hay gente contraria
al amor en palabras y acciones; cuando una madre se da en amor por sus hijos,
cuando un padre se entrega en amor por los hijos; cuando los hijos se
manifiestan en amor por madre y padre; en el agua cristalina que corre fresca
sobre y entre la hierba…
Alguien
preguntó a Albert Einstein (físico y matemático alemán, nació en Ulm en 1879,
muere en Princeton en 1955), si él creía en Dios; y Einstein responde Sí, creo en el Dios de Spinoza (Baruch
Spinoza nace en Amstedam en 1632, muere en La Haya en 1677); Spinoza de entre
sus libros, transcribimos esta cita por ser una idea fundamental de su teoría
filosófica Ética demostrada según el
orden geométrico
Por Dios entiendo un ser absolutamente
infinito, esto es, una sustancia que consta de infinitos atributos, cada uno de
los cuales expresa una esencia eterna e infinita…
En el mundo de
la cultura podemos señalar las pinturas rupestres de los cavernícolas, el arte
egipcio, el arte micénico, el arte griego, la poesía, la filosofía, más actual
el cine, el entorno de la cibernética, y en cada hecho de arte, de creación
humana vamos a toparnos con ideas de belleza, en la música quizás la forma más
elevada para llegar a Dios; y como vemos es la gente y la cultura, es un ente
natural y racional a la vez, hombre o mujer, la que va a exaltar en su forma
particular alguna manifestación de belleza, en la danza, en el canto, en el
baile, en la actuación, en la escultura, en la pintura, en la arquitectura…
Cierta tarde
paseábamos en el automóvil mi mamá y yo, y en algún momento me dice Mira los lirios sabaneros. Qué bellos
aparecen apenas caen los primeros aguaceros… Esto fue frente a los esteros
de Camaguán, íbamos rumbo a la Villa de Todos los Santos de Calabozo, y así es
cómo en cada cosa o ser vivo o inanimado se manifiesta una porción de la
belleza sublime que emana de Dios…
¿Cómo darnos amor..? Ya no hace falta
inventar nada más… Solo debemos llegar al amor, para andar iguales con el
prójimo; si sufre, nos acercamos y vemos cómo ayudamos; si disfruta, nos
alegramos por su dicha; solo la naturaleza se manifiesta sin más, no pregunta,
no mira hacia adelante ni hacia atrás, se hace sequía o inundación, se vuelve
terremoto o huracán, se estremece en tsunami o en volcán, y no se inmuta,
florece o arrasa, y la culpamos, sin razón, no la respetamos; talamos,
quemamos, la envenenamos, y hablamos de calentamiento y de efecto invernadero y
de tantas cosas más; digamos la verdad, sobre todo los políticos, y cada líder
en su comunidad; vayamos al amor, para respetar la naturaleza, para respetarnos
entre todos, para ceder sana la
naturaleza a nuestros hijos y nietos; solo el amor nos salva, para vencer el
odio en cada una de sus manifestaciones, para dejar la envidia, la mentira y la
mezquindad; abrevemos en el aljibe de nuestro corazón; andemos con el tiempo, mientras
nos dura el hálito de vida, porque inexorable el tiempo nos rebasa y sigue sin
pausa… ¿Y en dónde encontramos el amor?, en las cosas menudas y sencillas, en
la florecita silvestre que se da a nuestros ojos, en la mano que nos tiende una
atención, en el aliento que nos acompaña cada segundo, en cada una de tantas
pequeñas cosas que no consideramos, porque no nos sorprendemos y nos hemos
olvidado del asombro… ¿Y cómo damos amor?, si sonreímos con sinceridad, si
tenemos tiempo para los amigos sanos o enfermos, si cada palabra que decimos y
cada cosa que hacemos, lleva esencia de bien… ¿Nos equivocamos diariamente?, sí,
en cada momento, hasta por omisión; pero rectificamos y seguimos adelante para seguir
equivocándonos, pero solo en otras situaciones, no en los mismos errores…
En el patio atiendo las plantas, ahí andan
la gallina y sus pollos y dos morrocoyitos, y allí llegan lagartijas, iguanas y
culebras, voraces ardillas, lechuzas, murciélagos y hasta gavilanes, y no sé
cuántos pájaros más, y a veces se oye el canto de la lechucita color chocolate,
se le da el nombre de pavita; pero también se oye el canto de gallos y de
alcaravanes, y solo miramos y escuchamos; no nos gustan las ardillas, los
murciélagos ni las culebras, tampoco nos gustan las hormigas bravas, el comején
ni los bachacos… Ah…, pero cómo nos gusta la brisa que entra por los corredores
y los olores de lluvia y los fogonazos de los relámpagos, y también al rato el
zumbido del trueno con el brisote del chubasco…
A la alegría y al
amor en Dios
El canto
sentido de hombres y mujeres nos hace comprender cuánto puede consolar un
abrazo en un momento de congoja, soledad o dolor, otras veces puede ser una
súplica, porque necesitamos de la compañía sincera de amigos, y una canción nos
hace expresar con más sentimiento alguna despedida… Cuando alguien canta nos
puede llevar a prometer eternos instantes de adoración, y es porque las
canciones nos llaman a la libertad sin perjudicar la libertad de alguien más,
cuando un hombre o mujer canta parece que hablara por nosotros y con
su voz nos permite afrontar los miedos y ofrendar nuestros buenos sentimientos…
Cuando alguien canta y entrega alma, corazón y vida nos hace comprender que el
dinero es importante, pero el sentir verdadero es el más firme tesoro después
de la vida y la salud… El canto sentido de hombres y mujeres nos hace disipar
toda angustia y el alma se nos llena de anhelos de mejores días y noches para
toda la humanidad, con una canción se nos va la ansiedad, y sabemos que la
maldad existe, pero confiamos en que el amor seguirá reinando en las palabras y
en los hechos de los seres humanos… David armonizaba música y cantaba para
elogiar a Dios, porque los cantos debieran ser para agradecer a Dios, y no
tanto para pedirle y hasta culparlo, cuando nos suceden cosas, donde no
queremos aceptar nuestras equivocaciones; y es porque cuando alguien canta con
sentimiento las cosas más pequeñas las llena de luz y ensoñación… Si yo fuera
cantante le cantaría a cada manifestación de vida, porque sé que todo nos viene
de Dios, le cantaría a las gardenias y a toda flor, cantaría con todas mis
fuerzas al tiempo, que en su caminar inexorable nos regala cada aliento de
nuestra vida, mas como no soy cantante, entonces le escribo a cada hombre y
mujer que canta, porque los sigo cuando le cantan a la tristeza y a la alegría,
a los desilusionados y a los enamorados, a la brisa que roza nuestras mejillas
y a la inmensidad del cielo y mar azul; porque por la voz de los cantantes
sentimos que lo que creíamos imposible, se nos torna posible, como si de un
sueño se tratara, y en las noches una canción la volvemos serenata bajo un
claro de luna… El canto sentido de hombres y mujeres nos permite darle gracias
a la vida, como si se tratara de un himno sin fin a la alegría y al amor en
Dios…
Lirios de llano, lirios de Filomela,
lirios de sabana, lirios de madres.
alientos de naturaleza,
hálitos de Dios…
Lirios albas, lirios atardecidos,
lirios blancos, lirios de amor,
capullitos de aromas, besos cundeamor,
lirios llaneros, lirios sabaneros,
espumas de bora, plumitas de arroz,
lirios de recuerdos, lirios de amor…
Adelfo Morillo