El hilo de nuestra
vida
Sobre los arcos de
entrada al cementerio de El Espejo en Mérida leemos la inscripción en latín Hodie mihi cras tibi, Hoy me tocó a mí,
mañana te tocará a ti, una sentencia que responde a la ley natural de vida…
¿Por qué le tememos a la muerte? Si no nos
aferramos a nada de la vida, no temeríamos a la muerte…
Los seres humanos deberíamos disfrutar lo
que comemos y bebemos producto de nuestro trabajo honesto, y agradecer a Dios
por el presente y cada uno de sus dones…
La muerte es tema de literatura, y en la
vida cotidiana hasta evitamos hablar de ella, es como si por nombrarla la
estuviéramos acercando…
La verdad es que todo ser vivo tiene un
tiempo determinado, una flor es de vida muy efímera, al igual las mariposas y
libélulas, hay árboles que permanecen doscientos o más años, también hay
animales que perviven doscientos y más años, y los seres humanos de manera
excepcional algunos llegan a vivir cien y más años, pero aun así es muy corto
el tiempo de vida de cualquiera de esas especies…
Filósofos y poetas conscientes de lo
efímero de la vida han dejado transcurrir cada uno de sus momentos por el cauce
de la alegría y del placer inmediato, son realistas y hedonistas, y han dejado
en sus máximas y estrofas alabanzas a la belleza, a la alegría y al placer…
Yo me alegro por la salud mental y física,
y por tal agradezco a Dios, me alegra
mirar a mis hijos, contemplar cada forma de la naturaleza, escuchar la música y
canciones de mi agrado, y me alegra leer y escribir, y dejarme llevar por los
encantos del presente, me alegro por todos los que recibimos el pan de cada
día, y ruego a Dios porque nadie pase hambre en el mundo, como también sé que
la muerte es el otro extremo del hilo de nuestra vida…