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miércoles, 16 de mayo de 2018

Esa casa



Esa casa

Recuerdo la casa frente al río,
tal casa ahora no existe;
desde esa casa miraba tantas cosas,
en esa casa viví tantas escenas;
el río todavía se vuelve un hilito
y todavía se llena de bote en bote;
en ese río andaba en curiara con mi papá,
eso fue hasta mis ocho años,
todavía era un muchacho;
el río sigue sorprendiendo 
con las cosas que arrastra agua abajo;
en esa casa mi papá tocaba el arpa,
mi mamá se acordaba de tantas parrandas,
ella cómo gustaba de bailar,
cuando bailaba, bailaba cual zaranda;
esa era la casa de la parcha,
qué sabroso era el jugo de parcha,
en esa casa mi mamá tendía cachapas,
en el budare de barro;
y también hacía pandehorno
y arepas en el budare de barro;
en esa casa mi papá sacrificaba tortugas,
a veces alguna tortuga tenía doscientos huevos o más
y algunas veces mi papá llegaba con miel
que había castrado de alguna colmena;
recuerdo tantas cosas
de esa casa frente al río,
el Apure todavía me entusiasma;
sigo siendo el mismo muchacho,
como siguen siendo el mismo sol y la misma luna;
ese sol que amainamos bajo el sombrero,
esa luna que nos alumbra con su espejo;
cuando voy a San Fernando de Apure,
siento una emoción inefable,
miro y busco las toninas,
esas que me alegraban de muchacho,
miro cómo salen y zambullen,
cómo surgen con sus resoplidos;
son tantas cosas idas,
son tantas gentes idas,
las cosas bonitas no las olvido, 
a las gentes bonitas menos las olvido;
que siga sonando el arpa,
que siga el baile de las parrandas,
mi papá sigue reinando en el bordón del arpa, 
mi mamá sigue reinando en su baile,
al vaivén del escobilleo en sus alpargatas.

                                                                  Adelfo Morillo