Mostrando entradas con la etiqueta ¿Por qué estornudamos?. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta ¿Por qué estornudamos?. Mostrar todas las entradas

jueves, 18 de abril de 2013

¿Por qué estornudamos?


¿Por qué estornudamos?

     Cada uno de mis hijos en algún momento me preguntó, -papá, ¿por qué estornudamos? Yo les daba alguna respuesta ocasional, que parece los dejaba satisfechos, pero después me llegaban a preguntar, -papá, y cuando a veces nos cuesta estornudar, ¿qué podemos hacer para lograr estornudar?, y aquí yo acudía a mi memoria, y les decía que mi mamá me decía que cuando no me saliera el estornudo, mirara de cara al sol, y así lograba un buen estornudo, y yo les agregaba que para mí era efectivo, porque cuando eso hacía, en verdad podía soltar un gran estornudo… Ahora cuando ya he sumado más años a mi vida, sabemos que los cazadores de microbios, los biólogos, bioanalistas, químicos, investigadores o médicos nos dicen que el estornudo se produce por una espiración involuntaria, espontánea y repentina como respuesta a algún estímulo sobre la membrana pituitaria… Confieso que si yo hubiera sabido esa respuesta, no se las hubiera dicho a ninguno de mis hijos, antes les habría inventado cualquiera otra salida graciosa y a la ligera… A mí me agrada estornudar, pero no me gusta los estornudos seguidos, me cansan y me fastidian, pero cuando estornudo, me encanta hacerlo con fuerza y ruidoso, siento como que me libro de cosas molestas, y por eso me expando y relajo y dejo que salga con toda libertad, a veces me he sentido avergonzado ante alguien, porque al momento de estornudar se me ha escapado también una flatulencia, me disculpo, me alejo un poco por si acaso; pero donde más me gusta estornudar es cuando estoy solo en un sitio amplio y abierto, ahí sí, no me importa lo que quiera soltar mi organismo, me río, grito fuertemente, me satisfago, me siento vivo y alegre, muy alegre, siento que es una de las mejores y mayores libertades, siento que es una gran apología al libre albedrío… Ahora mis hijos están grandes, casi todos son adultos, la más chica tiene seis años, y no sé si en algún momento leerán este asunto de los estornudos, pero mientras tanto yo espero seguir estornudando, pero espero que no sea una seguidilla de estornudos, sino uno nada más cada vez, para así sentirme dueño del aire que me queda, y dejar escapar con alegría ese tanto de aire que bruscamente se me va, y me deja con aliento, ilusión y alegría para volver a esperar algunos otros tantos estornudos…