En el más remoto
olvido
Olvidé los nombres de las dos maestras que
me maltrataron físicamente, a la primera de ellas mi mamá le pagaba, para que
allá en su casa yo aprendiera a leer y a escribir, y la otra fue la de primer
grado, quisiera olvidar esos dos crueles momentos, pero sé que esas dos mujeres
ya no existen, porque sus nombres vagan en el olvido…
Sin querer vamos dejando momentos, cosas y
personas en el olvido, algunas veces quisiera recordar detalles de buenos
momentos y no logro mirarlos, y asimismo cuántas personas sin querer me habrán
olvidado…
He dejado en el olvido con sana intención
tantas de mis equivocaciones, y he olvidado letras de canciones que me
gustaron, y me duele tal olvido…
Las cosas que nos perturban y que molestan
es bueno dejarlas en el olvido, sean palabras o acciones indignas de la
condición humana; cada día lucho por dominar mis enojos y rabias, busco dominar
mis arranques de molestia y de ira, y porque todos mis feos comportamientos se
fueran al olvido…
Sé
que no es suficiente reconocer mis faltas diciéndolas y escribiéndolas, es
necesario que esté consciente de esas flaquezas, para una a una irlas aventando
al más lejano olvido…
No olvido mis tantos viajes en canoa por
el Apure con mi papá, tampoco olvido cuánto le gustaba sacarle música a su arpa…
No olvido la primera vez, cuando miré un aljibe aquí en Calabozo, yo tenía como
seis años, y fue en la calle 6, entre carreras 1 y 2, se miraba el agua azulita
y limpiecita, y ahí nadaban unos galápagos, dicen que por ellos están limpias
esas aguas, porque mantienen libres los manantiales del aljibe…Tampoco olvido
cuánto me quisieron mi mamá y mi papá, sus nombres no los olvido; pero sí me
alegro, porque los nombres de aquellas dos maestras permanecen para mí en el
más remoto olvido…