Ideas sanas y amables
Hago mi plegaria en sitio apartado y casi
en silencio… Ahora busco no pedirle tantas cosas banales a Dios, ruego por la
salud, la alimentación y porque no haya maldad… Me gusta estar junto a un
rincón con plantas florecidas, o frente al sol matutino aspirando los perfumas
del alba… En la tarde me estoy con la serenidad que poco a poco va declinando
con la luz del sol…
Siento a Dios en los ojos de luz de los
niños, de mis hijos y de las gentes de bondad y sinceras… Cuando me roza la
ternura de una canción que me gusta, se me acrecienta la fe en la humanidad…
Rezo por los buenos hombres y por las mujeres pletóricas de amor… Los niños son
testigos de que Dios nos ama y no nos abandona en las más difíciles
vicisitudes…
Mis mayores ya se fueron, y quedamos los
hijos y los nietos transcurriendo en el día a día, y yo trato de comprender mi
misión de vida, para cumplirla sin dudas y con alegría…
En la lectura consigo tantas ventanas para
reflexionar y continuar, y en menor proporción escribo intentando ofrecer
senderos claros, para los que me leen con ternura…
Y siento a Dios y escribo buscando
expresar las acciones que se corresponden con mis palabras habladas y escritas…
Sé que no conozco de música, ni interpreto ningún instrumento musical como
David, y también sé que no escribo con la sabiduría de Salomón, pero Dios
recibe mis alabanzas y agradecimientos sabiendo de mis precariedades, no lo
dudamos, porque Dios es amor…
Mis loas tienen el tamaño de mi aliento, y
mis agradecimientos son sinceros y modestos, porque ando comprendiendo los
misteriosos signos de Dios, y asimismo buscando acrecentar mi fe por la salud
de la humanidad…
Mi aliento es imperceptible para la
inmensidad del mundo, pero mientras me acompañe, aquí estaré tejiendo palabra
tras palabra para expresar ideas sanas y amables…