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martes, 29 de septiembre de 2015

Lengua castellana 1


Lengua castellana                         1

       El alfabeto, este nombre le fue dado, porque se tomó de las dos primeras letras del alfabeto griego, alfa, beta; un sinónimo es abecedario, y en este caso se le asignó tal nombre, por tomar las tres primeras letras del alfabeto latino, y en nuestra lengua romance castellana también el nombre se le dio por las tres primeras letras del alfabeto castellano, a, b, c; y cinco de ellas son sonantes o vocales; sonantes porque las pronunciamos por sí solas; y el resto del alfabeto lo completan las otras letras llamadas consonantes (con sonantes), porque para que las pronunciemos, necesitamos hacer uso de las sonantes o vocales, be, ce, ele, eme; así entonces escribemos o pronunciamos nuestro alfabeto o abecedario
A a, B b, C c, D d, E e, F f, G g, H h, I i, J j, K k, L l, M m, N n, Ñ ñ, O o, P p, Q q, R r, S s, T t, U u, V v (uve), (W w, doble uve, no forma parte del alfabeto o abecedario castellano, la usamos para escribir nombres extranjeros, Wilfredo, Wismar, Wistrimiro), Y y (ye), Z z; veinticuatro grafías para sus correspondientes emisiones de voz
       En la conversación cotidiana podemos comunicarnos sin saber nada de esta simbología alfabética, así fue antes de que fuera descubierto y asumido como norma lingüística los distintos alfabetos; mas cuando llegamos a la escritura, aquí sí nos ceñimos a tales grafías; Julio Cortázar en su libro Clases de Literatura nos escribe que no tengamos miedo para iniciarnos en el ejercicio de la escritura o de la literatura, porque apenas son veinticinco letras, que solo debemos combinarlas, y en ese mundo de tantas combinaciones formamos las palabras, y luego con el esmerado y disciplinado arte de la escritura, podemos escribir desde el inventario más doméstico hasta joyas sin par en el mágico calidoscopio de la literatura.
       Arthur Rimbaud, poeta francés de mediados y finales del siglo XIX, escribió una poesía con el nombre Voyelles, Vocales, en esta juega con los diferentes acentos y con los tantos sentidos de las vocales; tomemos de ahí la idea de que con las combinaciones de las palabras y con sensibilidad particular, cada uno de nosotros si elegimos algo para contar, vamos a ir creando lenguajes con estilo propio.
        El alfabeto o abecedario es de las cosas más sencillas, y cuando escribimos con él formamos las palabras con que damos cuenta de una situación sencilla o compleja, desde tiernas canciones hasta la más encumbrada literatura

       A la una la luna, a las dos el reloj, que se casa la aguja y el granito de arroz… La señorita María quiere que la bailen, que la bailen, que la bailen...

       Cuando Luis Mariano Rivera tenía ochenta años, escribió una carta para los niños de Venezuela, y en algunas de sus líneas pinta, un hombre como él con corazón de niño, la ternura

       Queridos niños

       ¡Con cuánto amor escribo estas palabras, que recogen fragmentos y poesías nacidos de mi corazón!
       Solo el amor me hace conseguir la luz que guía mis ideas.
Solo él me hace vestir de cierta hermosura lo que escribo…


                                                                                               Adelfo Morillo