Lengua
castellana 1
El alfabeto, este nombre le
fue dado, porque se tomó de las dos primeras letras del alfabeto griego, alfa,
beta; un sinónimo es abecedario, y en este caso se le asignó tal nombre, por
tomar las tres primeras letras del alfabeto latino, y en nuestra lengua romance
castellana también el nombre se le dio por las tres primeras letras del
alfabeto castellano, a, b, c; y cinco de ellas son sonantes o vocales; sonantes
porque las pronunciamos por sí solas; y el resto del alfabeto lo completan las
otras letras llamadas consonantes (con sonantes), porque para que las
pronunciemos, necesitamos hacer uso de las sonantes o vocales, be, ce, ele,
eme; así entonces escribemos o pronunciamos nuestro alfabeto o abecedario
A a, B b, C c, D d, E e, F f, G g, H h, I i, J j, K k, L l, M m, N n, Ñ
ñ, O o, P p, Q q, R r, S s, T t, U u, V v (uve), (W w, doble uve, no forma
parte del alfabeto o abecedario castellano, la usamos para escribir nombres
extranjeros, Wilfredo, Wismar, Wistrimiro), Y y (ye), Z z; veinticuatro grafías
para sus correspondientes emisiones de voz
En la conversación
cotidiana podemos comunicarnos sin saber nada de esta simbología alfabética,
así fue antes de que fuera descubierto y asumido como norma lingüística los
distintos alfabetos; mas cuando llegamos a la escritura, aquí sí nos ceñimos a
tales grafías; Julio Cortázar en su libro Clases
de Literatura nos escribe que no tengamos miedo para iniciarnos en el
ejercicio de la escritura o de la literatura, porque apenas son veinticinco
letras, que solo debemos combinarlas, y en ese mundo de tantas combinaciones
formamos las palabras, y luego con el esmerado y disciplinado arte de la
escritura, podemos escribir desde el inventario más doméstico hasta joyas sin
par en el mágico calidoscopio de la literatura.
Arthur Rimbaud, poeta
francés de mediados y finales del siglo XIX, escribió una poesía con el nombre Voyelles, Vocales, en esta juega con los diferentes acentos y con los tantos
sentidos de las vocales; tomemos de ahí la idea de que con las combinaciones de
las palabras y con sensibilidad particular, cada uno de nosotros si elegimos
algo para contar, vamos a ir creando lenguajes con estilo propio.
El alfabeto o abecedario es de las cosas
más sencillas, y cuando escribimos con él formamos las palabras con que damos
cuenta de una situación sencilla o compleja, desde tiernas canciones hasta la
más encumbrada literatura
A la una la luna, a las dos el reloj, que se casa la aguja y el granito
de arroz… La señorita María quiere que la bailen, que la bailen, que la
bailen...
Cuando Luis Mariano Rivera
tenía ochenta años, escribió una carta para los niños de Venezuela, y en
algunas de sus líneas pinta, un hombre como él con corazón de niño, la ternura
Queridos niños
¡Con cuánto amor escribo estas palabras,
que recogen fragmentos y poesías nacidos de mi corazón!
Solo el amor me hace conseguir la luz
que guía mis ideas.
Solo él me hace vestir de
cierta hermosura lo que escribo…
Adelfo Morillo
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