Con alegría y con gusto
Un lunes en la tarde me presente ante la
oficina del Subdirector del Colegio, conversamos, le dejé mi constancia de
notas, cuando volví me dio el horario con las cuatro horas de Francés, que iba
a dictar en el segundo año de Humanidades, y me dijo que comenzaba al día
siguiente, 2 de febrero de 1977… Salí ufano y arriba en la montaña se ofrecía
una luz límpida de nieve sobre el pico Bolívar…
Otra mañana de 1981 estaba dictando clases
de Castellano y Literatura en primer año de bachillerato en el mismo Colegio,
donde me inicié dictando Francés, de pronto el bedel tocó en la puerta del
aula, y me dijo que me buscaba una profesora, era la profesora que me había
dado Latín y Griego Antiguo en la Universidad , cuando hablamos, me dijo que estaba
abierto un concurso para las cátedras de Latín I y Latín II en la Escuela de Letras, y era
un cargo de Tiempo Completo, por si estaba interesado en concursar, le dije que
yo lo pensaría, decidí concursar y gané ese cargo en la Universidad de Los
Andes…
El 1º de febrero de 1988 me dio cargo la Jefa de la Zona Educativa de Guárico, para
dictar en Calabozo 37 horas de Castellano y Literatura en los liceos Rafael Loreto Loreto, Joaquín Crespo y Escuela Técnica de
Agricultura Ricardo Montilla… Y en
septiembre de 1993 gané concurso para dictar Lenguaje y Comunicación en el
Instituto Tecnológico de los Llanos en Calabozo… Y finalmente en este mismo
1993 concursé por el cargo de Dedicación Exclusiva, para dictar la cátedra de
Lengua Castellana, en el Área de Ciencias de la Educación de la Universidad Rómulo Gallegos, concursé y gané, por lo cual
tuve que renunciar a mis otros cargos en los liceos y en el Tecnológico; y en el
transcurso de los años he cumplido con alegría, porque me gusta mi profesión…
Ahora cuando la Universidad me va a
jubilar, puedo asegurar que en ninguna de esas incursiones en mis labores
profesionales, me vi obligado a identificarme con alguna tendencia partidista,
y en todo ese tiempo transcurrido he sido respetado en el ejercicio de mi
profesión, doy fe ante Dios y también doy gracias a Dios y a todas las personas
que han tenido la responsabilidad de seguir, evaluar y avalar mi desempeño
profesional… Trabajé frente a miles de estudiantes adolescentes y adultos, y
siempre intenté orientarles con claridad, pertinencia y sencillez el encanto
del aprendizaje, si algo en ese trayecto no fue bien encaminado, asumo que fui
yo el que no tuve la luz, para que en esos momentos no se hubiera alcanzado los
óptimos logros, y ahora me quedo a un lado del camino, mas con la tranquilidad
de que las veces cuando me haya equivocado, no fue con intención premeditada…