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miércoles, 17 de junio de 2015

Jesús 7

Jesús                    7
     

      Entonces Jesús dijo a sus doce discípulos Vayan y proclamen el reino de los cielos que está cerca. Gracia recibieron, den gracia. Vayan sin ninguna provisión por el camino, porque el obrero es digno de su alimento. En la ciudad o aldea investiguen quién es digno en ella, y alójense allí hasta cuando se marchen, y pose la paz de ustedes sobre ella. Vayan como ovejas entre lobos. Sean prudentes como serpientes, y sencillos como palomas. No se preocupen por cómo o qué hablar, en cada momento se les dará las palabras justas que deban hablar; porque no son ustedes los que hablan, sino el Espíritu de su Padre que hablará en ustedes. El hermano entregará a muerte a su hermano, el padre al hijo, y los hijos se levantarán contra los padres, y los harán morir. Serán odiados por todos por mi Nombre, pero el que persevere hasta el fin estará a salvo. El discípulo no es más que su maestro. No teman, porque nada hay oculto que no se descubra, y nada secreto que no se llegue a saber. No teman a los que matan el cuerpo, que no pueden matar el alma. Todo el que me confiese ante los hombres, yo también lo confesaré ante mi Padre que está en los cielos… El que ama más a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí. El que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí. El que no toma su cruz, y sigue en pos de mí, no es digno de mí. El que halle su vida la perderá; y el que pierda su vida por causa de mí, la hallará… El que los reciba, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe al Padre que me envió… Cualquiera que dé a uno de estos pequeños un vaso de agua fresca porque es mi discípulo, les aseguro que jamás perderá su recompensa