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miércoles, 22 de julio de 2020

Simón Bolívar es luz sublime que transcurre con el tiempo


Simón Bolívar es luz sublime que transcurre con el tiempo

     El Día Histórico 4 de agosto de 1.825 marca mejor que nada el festejo de cada venezolano y latinoamericano por el natalicio de Simón Bolívar en Caracas el 24 de julio de 1.783.

     Arenga del Dr. José Domingo Choquehuanca (nace el 4 de agosto de 1.789 en Azángaro, Perú, muere en 1.854 en Azángaro) el 4 de agosto de 1.825.

     El Libertador Simón Bolívar, en viaje del Bajo al Alto Perú, llegó a Arequipa en mayo de 1.825; y de esta ciudad pasó directamente al Cuzco, donde con fecha 20 de julio trazó la ruta que debía seguir para llegar a Chuquisaca. El itinerario señaló como lugares de tránsito, en las provincias de Arequipa y Puno, los pueblos de Santa Rosa, Ayaviri, Pucará, Lampa, Cavanillas…
     En el pueblo de Azángaro, a tres leguas de Pucará, vivía a la sazón una familia de apellido Choquehuanca. Esta familia era de origen alto peruano y descendía de don Gregorio Choquehuanca, canónigo de la Catedral de Chuquisaca y de su hermano, don Roque Choquehuanca, ambos constituían el tronco principal de aquella familia.
     El canónigo había tenido un hijo en doña María Mercedes Béjar y León, en 1.789, llamado José Domingo. El 3 de julio de 1.814 murió el canónigo Choquehuanca y legó sus bienes, que eran cuantiosos, y su hermosa biblioteca, avaluada en cuatro mil pesos, a su referido hijo José Domingo, haciéndolo aparecer como si fuese hijo de su hermano Roque, y por consiguiente como sobrino suyo.
     Don José Domingo, mozo hábil, inteligente y vivaracho, y amante del estudio, se dedicó con ahínco a instruirse en Chuquisaca, y ambicioso de correr el mundo se trasladó en 1.818 al Cuzco, en cuya Universidad se graduó de doctor en leyes. Después de algún tiempo fue a radicarse al pueblo de Azángaro, y allí le sorprendió la noticia del arribo del Libertador Simón Bolívar al próximo pueblo de Pucará el 1° de agosto de 1.825.
     Los vecinos de Azángaro, deseando conocer personalmente al Libertador y admirarlo de cerca, organizaron una expedición al pueblo de Pucará, comisionaron al doctor José Domingo Choquehuanca, que era el más capacitado entre todos ellos, para que pronunciase el discurso o la arenga de bienvenida.
     El 2 de agosto los sencillos vecinos de Azángaro se presentaron ante el Libertador en su alojamiento de Pucará. Se desprendió del grupo el Dr. Choquehuanca, y con ademán respetuoso dijo
     Quiso Dios, de salvajes formar un gran imperio, y creó a Manco Capac; pecó su raza y mandó a Pizarro. Después de tres siglos de expiaciones, ha tenido piedad de la América y lo ha creado a usted. Es usted pues el hombre de un designio providencial; nada de lo hecho atrás se parece a lo que usted ha hecho; y para que alguno pueda imitarlo, será preciso que haya otro mundo para libertar... Usted ha fundado cinco repúblicas, que en el inmenso desarrollo a que están llamadas elevarán su grandeza, donde ninguno ha llegado. Su fama aumentará así como aumenta el tiempo con el transcurso de los siglos, y así como crece la sombra cuando el sol declina
                      (Ortografía actualizada por Adelfo Morillo)
     Esta breve y expresiva arenga, de hace 194 años, que en Bolivia es desconocida, en el Perú fue antes y lo es ahora mismo considerada como una de las piezas históricas de grande mérito, y que no solo ha merecido elogiosos comentarios de los escritores y de los hombres públicos de aquella nación, sino que ella ha sido esculpida en el mármol para enviarla a la tumba del Libertador en Caracas.
     Aún más. El mismo Gobierno peruano ha subvencionado al municipio de Pucará para que celebre solemnemente el centenario de la arenga, cada 2 de agosto.
     Ya en 1921, el Ministro Germán Leguía y Martínez, en el discurso que pronunció, en acto oficial realizado en honor del Libertador, se refirió a la arenga de Choquehuanca.
     Para ensalzar cumplidamente al Libertador hay que reproducir la frase única y concisa de Choquehuanca, el sacerdote desconocido, que surge a la celebridad del rincón ignorado de una aldea… Crecerá su gloria como crece la sombra  cuando el sol declina
 Adelfo Morillo