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martes, 10 de junio de 2014

Andanza por nuestro idioma 104



Andanza por nuestro idioma         104

     Fue en Valera, cuando olí por primera vez la fragancia de la planta dama de noche, pregunté y me respondieron que esas flores abren solo de noche, después de estar viviendo varios años en Mérida, nos mudamos a Calabozo, y en Misión de Nuestra Señora de los Ángeles compré casa, nos mudamos, y en la Universidad Rómulo Gallegos una profesora compañera de trabajo me regaló dos planticas de dama de noche, las planté en dos sitios distintos de la casa, y cada vez cuando florecen nos brindan tan delicadas y dulces fragancias; con el paso del tiempo le pregunté a la profesora por la planta, y me respondió que los obreros arrumaron los escombros de construcción sobre la planta y se secó, le dije que fuera hasta a mi casa a buscar unas, a los días fue y tiempo después le pregunté y me dijo que estaban lindas y frondosas; mi comadre del frente me regaló una planta que florece solo a medianoche, y así la nombro yo, planta flor de medianoche, y es muy linda la flor, olorosa pero apenas dura cerca de una hora…
     Flor, del latín flos, floris, es una elegía que escribió Juan Antonio Pérez Bonalde, con motivo del fallecimiento de su hija de nueve años, Flor, leamos unos de sus versos

                                        Flor se llamaba, Flor era ella,
                                        Flor de los valles  en una palma,
                                        Flor de los cielos en una estrella,
                                        Flor de mi vida, Flor de mi alma…

     Digo que todas las plantas son medicinales, si las tomamos en infusiones, jarabes, pócimas o brebajes, si nos aplicamos hojas o en forma de ungüentos, o si nos comemos los frutos, o sencillamente por la alegría que produce mirar natura en floración…