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martes, 29 de septiembre de 2015

Tras de una vida sencilla 22


Tras de una vida sencilla                     22

       La amistad nace del amor, soy amante de la amistad; cuando hago un nuevo amigo o una nueva amiga, sé que Dios me está dando un tesoro invaluable. Hoy después de despertar, como cada día elevo mi oración a Dios, y luego estuve pensando en mis amigos, en los que he tenido a lo largo de más de cincuenta años, algunos se han ido de este mundo, otros están en distintas partes, y otros los encuentro por momentos, mientras ando por las calles de mi pueblo, donde habito.
       Amante, significa persona que ama a alguien o algo, y amado, amada es la persona o cosa que tiene amante o amantes; soy amante de las plantas, estas son amadas; soy amante de mis amigos y de mis amigas, estos y estas son amados y amadas. Si nos vamos a la literatura griega, ahí existe una obra escrita en forma de diálogos, y su autor es Platón, filósofo y escritor ateniense, se trata de Simposion, El banquete, y en la parte donde habla Sócrates, podemos leer quizás el primer discurso que trata la idea de amante y de amado y amada.
       Soy amante del aprendizaje, cada día desde cuando despierto, comienzo nuevos aprendizajes, y sobre todo soy amante de las manifestaciones cotidianas de la vida; hoy como cada día este aprendizaje me dice que estoy sumando un día más a mi vida, y asimismo me habla de que hoy también es un día menos de los días en los años de vida que aun me quedan por vivir. desde este presente continuo.
       Mis padres que me criaron, atendieron y cuidaron ya partieron de este mundo; mi papá fue mi primer y mejor amigo, cómo me amó, y cuánto lo amé; y mi mamá sé que me amó, yo fui muy remiso con ella, cuánto lo siento…
       Amo el aire que respiro, esencia vital que nos acompaña en nuestra existencia individual, y cuando nos vamos para siempre, él sigue alentando la vida del resto de los seres vivos en flora y fauna, y continúa presente en el multiplicante número de las personas; y de manera insólita la mayoría de la gente ni se da cuenta del tesoro invaluable que mora en nuestra vida cotidiana, el aire que nos alienta con su forma tan imperceptible.
       Amo el aire que respiro, y en las distintas formas de cómo se manifiesta en el vaivén de las olas, sobre y entre el follaje, o cuando llega acompañando chubascos, lluvias y aguaceros, también en las aspas del molino que insuflan fuerza suficiente para subir el agua subterránea, y asimismo amo el aire en los abanos que nos refrescan de estos calores propios de nuestros inmensos llanos.

Adelfo Morillo