Un largo y hondo
suspiro de vida y amor
Cuántas manifestaciones bellas hay en el
mundo… Y una de ellas es la forma de mujer, ella es bella en cuerpo y qué cerca
de Dios está, cuando prodiga belleza de alma… Desde mi más corta edad me ha
alegrado mirar a las muchachas lindas, y así ha sido hasta los años que ahora
tengo, me sigue alegrando mirar unas bellas formas de mujer, y aún más me
regocija encontrarme con alguna mujer bella de alma… Tengo mis hijos y todos
tienen una buena madre, y doy gracias a Dios por haberme dado claras señales
para mis acertadas elecciones de mujer…
La
naturaleza nos regala pequeñas cosas bellas o hermosos paisajes, pero el don
tiene el mismo significado, igual nos detiene una solitaria flor en medio del
sitio más apartado, la miramos y nos regalamos de su belleza, y si miramos un
vasto paisaje de llano, de montaña o de mar, tal majestuosidad es tan similar
al asombro de aquella flor solitaria… Cuando escuchamos una melodía o una
canción que nos gusta, nos lleva a recordar los bellos momentos que hemos
sabido disfrutar y agradecer por estar al lado de la persona amada, y porque
cada letra y cada nota semeja sus formas sin par, inconfundibles ante alguien
más…
Yo no sabría enumerar las manifestaciones
de belleza que han estado muy cerca de mí, de niño miraba y escuchaba a mi
papá, cuando tocaba el arpa, y me llega a la memoria la alegría que inundaba a
mi mamá, cuando bailaba joropo al compás de arpa... También me sigue alegrando
recordar, cuando andaba embarcado con mi papá por el Apure agua arriba y agua
abajo en canoa, bongo, falca, voladora o chalana… Y cada día o noche le expreso
a mi mujer cuánto me gusta el olor, suavidad y color de su cabellera, sus
formas morenas con senos tersos y sensuales, y que solo verla caminar o sentir
que se me acerca, me hace reconocer la buena suerte que tengo, y mis pulmones
se inflan de forma singular, y mi aliento se vuelve un largo y hondo suspiro de
vida y amor…