La leve santidad
perdure en vuelo de mariposas y luciérnagas
Las condiciones para llegar a la santidad
por sencillas son muy difíciles, un hombre para ser santo o una mujer para ser
santa, en cada caso no debe juzgar, la persona en acto de santidad comprende,
porque ama a cada ser humano, bien sea hombre o mujer con calidad de santidad
sabe que el prójimo se equivoca, y por tanto lo comprende y perdona, este ser
singular ungida de santidad sabe que las personas llegan a odiar, y les hace
mirar entre el amor y el odio, y les habla con fe y bondad…
Cuando pasa cerca de nosotros un santo o
santa nos asombra el perfume de la ternura, cuando yo tenía trece años, me
salvó un milagro de santidad, recuerdo que la gente decía que yo había vuelto a
nacer… Y en este año me volvió a sorprender un milagro de santidad, cuando mi
hijo Fabio de catorce años salió ileso de una balacera, era jueves de comienzos
de mayo, él estaba esa tarde en mi carro que fue impactado por varios disparos,
y por designio de Dios mi hijo no recibió ni un rasguño y la gente decía que mi
hijo había vuelto a nacer…
Yo estoy muy lejos de la santidad, solo
hablo y vivo lo más cerca que puedo del amor que nos viene de Dios… Y esa tarde
de terrible angustia volví a oler muy de cerca la fuerza de la santidad, si tiene color,
debe ser albiazulrosa y con fragancia de ángeles invisibles…
Sé que hay hombres y mujeres con esencias
de santidad, no sé si he estado alguna vez junto a estos seres benditos, si
alguien de tales existencias se identificara para mí, seguramente le
preguntaría tantas cosas, como por qué hay tantas injusticias en el día a día
de este mundo… Y mientras tal cosa pudiera suceder, seguiré intentando
comprender los misteriosos designios de Dios, mientras tanto sigo sonriendo con
el arco iris, y continúo agradeciendo el lento transcurso desde el alba hasta
el ocaso, y que la leve santidad perdure en vuelo de mariposas y luciérnagas…