Dios, creación, tiempo
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En
1514, el cura polaco, Nicolás Copérnico (al principio, quizás por miedo a ser
tildado de hereje por la iglesia, Copérnico hizo circular su modelo de forma
anónima) propone el modelo de que el Sol estaba estacionario en el centro y que
la Tierra y los planetas se movían en órbitas circulares a su alrededor. Dos astrónomos, el alemán Johannes Kepler y
el italiano Galileo Galilei empezaron a apoyar públicamente la teoría
copernicana. En 1609, Galileo comenzó a observar el cielo nocturno con un telescopio,
que acababa de inventar. Cuando miró al planeta Júpiter, Galileo encontró que
este estaba acompañado por varios pequeños satélites o lunas que giraban a su
alrededor. Al mismo tiempo, Johannes Kepler había
modificado la teoría de Copérnico, sugiriendo que los planetas no se movían en
círculos, sino en elipses. En 1687,
Isaac Newton publica su Philosophiae Naturalis Principia Mathematica (Principios
naturales de filosofía matemática), probablemente
la obra más importante publicada en las ciencias físicas en todos los tiempos.
En ella Newton no solo presentó una
teoría de cómo se mueven los cuerpos en el espacio y en el tiempo. Además
Newton postuló una ley de la gravitación universal, de acuerdo con la cual cada
cuerpo en el universo era atraído por cualquier otro cuerpo con una fuerza que
era tanto mayor cuanto más masivo fuera el cuerpo y cuanto más cerca estuviera
el uno del otro. Era esta misma teoría
la que anunciaba que los objetos cayeran al suelo. (La historia de que Newton
fue inspirado por una manzana que cayó sobre su cabeza es casi seguro apócrifa.
Todo lo que Newton mismo llegó a decir
fue que la idea de la gravedad le vino cuando estaba sentado en disposición
contemplativa, de la que únicamente lo distrajo la caída de una manzana.)
Op. cit. ps. 20, 21.
Adelfo Morillo