Tras de una
vida sencilla 2
El resto de mis familiares
se fastidiaban con mi manera de ser, y bastante me fastidiaron y me molestaron,
recuerdo que solo me dedicaba a estudiar y en los turnos libres trabajaba en la
sastrería. Me sentía bien y me daba alegría. Pensaba en cómo sería mi vida
futura. Comencé a estudiar a los ocho años, y a los doce comencé en la
sastrería. Mientras cursaba primaria, me angustiaba, dudaba de mi inteligencia
y más aun por los escasos recursos de mis padres. Terminé primaria, y durante
el bachillerato fui participativo, practicaba baloncesto y formé parte del
equipo del liceo, me reunía con amigos, iba a fiestas, me gustaba una que otra
chica, tuve bicicleta, en ella paseaba; y estudiaba y seguía trabajando en la
sastrería. Terminé el bachillerato, ya leía bastante con ánimos de aprender,
siempre me ha movido las ganas de aprender. Seguía preguntando y me seguía
preguntando. Hasta cuando llegó el momento de tener que ir a realizar mis
estudios universitarios, a poco de marcharme mi papá se me acercó, y me dijo
que iba a ser duro para él y mi mamá, que yo me fuera tan lejos, donde no tenía
a nadie que cuidara de mí. No respondí nada, pero para mí también era difícil separarme
de ellos, por irme de mi Villa de Todos los Santos a la Universidad de Los Andes, en Mérida.
Comprendí que el amor que ellos me daban,
nadie más lo reemplazaría, pero era el momento de que me fuera a seguir llenando
el espíritu con más conocimientos.
Adelfo Morillo