Pedro 1
Escrito por el año 66
después de Jesucristo
Bendito Dios, Padre de nuestro Señor
Jesucristo, que con su infinita misericordia nos regeneró en fe viva, con su
resurrección de entre los muertos, para esa herencia que nunca perecerá, no se
contaminará ni marchitará, reservada en el cielo para nosotros los que creemos
en Él, y gracias a la fe somos guardados por el poder de Dios, para alcanzar la
salvación que nos será dada en el último tiempo; por eso rebosamos de alegría,
aunque ahora somos afligidos por distintas pruebas, para que nuestra fe, mucho
más valiosa que el oro perecedero, sea hallada en alabanza, gloria y honra a
Jesucristo, que sin haberlo mirado, lo amamos, y creemos en Él, y nos alegra con
gozo inefable y glorioso, y así obtenemos el fruto de nuestra fe, que es
nuestra salvación…