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lunes, 23 de noviembre de 2015

Tras de una vida sencilla 60


Tras de una vida sencilla                  60

       Cada lengua por muy reducido que sea su número de hablantes presenta una fonética particular, y esta cuando se traslada a la escritura se muestra tratando de ajustarse lo más aproximado posible a la vocalización de tal grupo lingüístico, en nuestro país, Venezuela, se asentaban diversos pueblos aborígenes antes de la llegada de los conquistadores europeos, y cada nación presentaba fonéticas características de cada una de sus lenguas; desde el momento cuando los conquistadores europeos comienzan a someter a punta de espada a estos pueblos, empiezan a imponer la lengua castellana y la religión católica, por sobre sus lenguas originarias y sus creencias míticas o religiosas; y así en los días actuales en Venezuela estos pueblos aborígenes son muy escasos y algunos han desaparecido, y frente a su rica oralidad se yergue la apabullante manifestación de la cultura europea y mundial, en nuestro caso de Venezuela predomina el elemento español, y por sobre la Constitución vigente que abre el abanico de diversidad lingüística, en la realidad cotidiana sabemos que se impone la lengua castellana en sus formas habladas y escritas; de aquí que a vocablos propios de lenguas aborígenes se les haya dado pronunciaciones, fonéticas y grafías castellanas; es pertinente recordar que en diferentes momentos estudiosos de la lengua han abordado este fenómeno de imposición lingüística castellana por sobre las lenguas aborígenes, nombremos a Andrés Bello, a Lisandro Alvarado, y entre los más recientes al profesor y estudioso filólogo Ángel Rosenblat, destacado docente en la Universidad Central de Venezuela, y en una de sus obras Buenas y malas palabras, edición de cuatro tomos, publicada por la Editorial Mediterráneo, Madrid, 1978, en el Tomo I responde a afable lector o lectora de mi blog, en lo referente a la palabra hallaca o hayaca, y nos dice Rosenblat que debería escribirse ayaca, puesto que los fonemas h y ll no se registran en la oralidad de nuestros pueblos aborígenes, al respecto entonces tenemos las dos opciones para escribir, hayaca o hallaca; y yendo a Andrés Bello en sus escritos ortológicos y ortográficos nos dejó que deberíamos escribir qeso y no queso, ya que el fonema u, en ese caso y similares no la pronunciamos; y la otra palabra a que hace alusión tan amable lector o lectora es casabe o casave, amable amigo o amiga, le hago mención del Diccionario de venezolanismos, publicado por la Universidad Central de Venezuela, con derechos reservados por la Academia Venezolana de la Lengua, Caracas, 1983, dirigido y coordinado por María Josefina Tejera, y en el Tomo I, página 241, aparecen las dos opciones ortográficas, casave, de la oralidad aborigen, y, casabe, con el predominio de la lengua castellana.
       Como luz en medio de un desierto sin luna, sea propicia esta idea de Andrés Bello

                       Yo no abogaré jamás por el purismo exagerado que condena todo lo nuevo en materia de idioma. En las letras como en las artes y en la política, la verdadera fuente de todos los adelantamientos y mejoras es la libertad…

                                                                                               Adelfo Morillo