Andanza por nuestro idioma 87
En griego phos, fos, luz, y phero, fero,
llevar; en latín phosphorus,
fosforus, y de ahi formamos en castellano fósforo, y es uno de los nombres que
se le da al planeta Venus, en mitología latina es la diosa de la belleza, y
como planeta es menor que la Tierra, brilla con luz intensa como estrella o
lucero de la mañana o matutino, y también en la tardecita cuando se le dice
estrella o lucero de la tarde o vespertino, y presenta fases como la Luna…
Al fósforo, el que lleva la luz, que se
usa para encender fogatas, estufas o cocinas y tantas cosas más también se le
dice cerillo, en la novela Como agua para chocolate, escrita por la mexicana
Laura Esquivel, leemos la ficción Si por
una emoción muy fuerte se llegan a encender todos los cerillos que llevamos en
nuestro interior de un solo golpe, se produce un resplandor tan fuerte que
ilumina más allá de lo que podemos mirar normalmente y entonces ante nuestros
ojos aparece un túnel esplendoroso y que muestra el camino que olvidamos al momento
de nacer y que nos llama a reencontrar nuestro perdido origen divino. El alma
desea reintegrarse al lugar de donde proviene, dejando al cuerpo inerte…
En latín lux, luz, y en griego ago,
llevar, conducir, estas dos formas nos dan en castellano la palabra luciérnaga,
la que lleva la luz, mas en latín tenemos la palabra lucernula, lucecita, lamparita, y de la voz cariña o caribe tomamos
la forma cocuyo; desde muy pequeño me
ha gustado distraerme con el vuelo parpadeante de los cocuyos o luciérnagas,
sobre todo en las noches sin luna, las recuerdo en noches de La Bendición, en
El Picacho y en Medanito, y a mi edad sigue siendo motivo de alegría y encanto
el vuelo intermitente y titilante de los cocuyos o luciérnagas, todavía en las
noches sin luna nos distraemos en el patio de la casa mi mujer María, dos de
mis hijos, Ilisabel y Fabio, y yo…
En latín Lucifer, el que lleva la luz, así
se le dice al líder de los ángeles rebeldes, y es otro de los nombres que se le
da al planeta Venus, estrella o lucero matutino o vespertino…
Mi hijo José Rafael sufría de asma, la
mamá Ilva, médico naturista le hizo no sé cuántas terapias y probó con tantos
medicamentos, y mejoraba por momentos pero seguía sufriendo de asma, se casó y
la cuñada, Cielo, se dedica a varias terapias de la medicina ancestral china, y
me cuenta José Rafael Un día Cielo me colocó
una cabeza de fósforo sobre el pecho, y ahí me la sostuvo con la mano derecha,
y sentí un dolor tan fuerte como si se me fuera a abrir el pecho, no sé si fue por cinco minutos o más, pero no
olvido el intenso dolor, pero a partir de ese momento, desde hace ocho años no
he vuelto a sufrir la pesadilla de los ataques de asma…