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miércoles, 24 de octubre de 2018

El General Rafael Urdaneta




El General Rafael Urdaneta


El 20 julio de 1810 RafaelUrdaneta se incorpora al movimiento revolucionario que estalla en Santa Fe de Bogotá, tres días más tarde, el 23 de julio de ese mismo año, pasa a las filas del batallón de Voluntarios de la Guardia Nacional creado por la Junta Suprema de Santa Fe de Bogotá. El 1° de noviembre de 1810 se crea el primer batallón de la Nueva Granada, en que Urdaneta se incorporó con el grado de teniente. Participa en varias acciones bélicas lideradas por Simón Bolívar, en que logra destacarse bajo las órdenes del Coronel José Félix Ribas; el 2 de julio de 1813 en la batalla de Niquitao; su actuación fue decisiva en el triunfo de la batalla de Taguanes contra las fuerzas realistas del Coronel Julián Izquierdo. Asimismo es protagonista en la batalla de Bárbula en 1813, acciones militares estas dentro del marco de la Campaña Admirable programada por Bolívar para ese año de 1813; está presente en la retirada hacia oriente en 1814, y en el asedio de Santa Fe de Bogotá en ese mismo 1814. En el informe al Congreso de la Unión en Tunja, Bolívar describió a Urdaneta como digno de recomendación y acreedor de todas las consideraciones del gobierno por el valor e inteligencia con que se distinguió en la acción. En Tunja, el presidente de la Unión, Camilo Torres Tenorio, le da apoyo a Urdaneta y a sus tropas para continuar la lucha en Venezuela, pero el Congreso de las Provincias Unidas primero le encomienda a Bolívar someter a Manuel de Bernardo Álvarez, que gobernaba la provincia de Cundinamarca, la cual no formaba parte de la federación. Urdaneta sirve con Bolívar, que toma a Santa Fe el 12 de diciembre de 1814, con este triunfo se consolida la unión granadina. Por su actuación en Nueva Granada, Urdaneta fue ascendido a general de división el 5 de enero de 1815, cuando apenas contaba con 26 años de edad; en octubre de 1815, el brigadier realista Sebastián de la Calzada al mando de 1.600 infantes de la quinta división marchaba desde Guasdualito, Venezuela, hacia la Nueva Granada con el encargo de asediar a Santa Fe de Bogotá, en apoyo a la operación que ejecutaba el jefe de las fuerzas expedicionarias Pablo Morillo contra Cartagena de Indias. Urdaneta y Joaquín París Ricaurte tratan de impedir la ofensiva realista por los llanos de Casanare y por la cordillera de los Andes. Urdaneta al mando de unos 1.000 infantes sufre un grave revés en la batalla de Bálaga el 25 de noviembre de 1815. El encuentro ocurre en el río Chitagá, cuyo paso Urdaneta inmediatamente trata de impedir, pero debido al bajo nivel del río, tal acción es imposible y entran en combate. La batalla comienza a las cinco de la mañana y termina a las cuatro y media de la tarde con una derrota avasallante para Urdaneta, que apenas puede escapar con unos 200 hombres a Cácota de Velasco. Por la pérdida de esta batalla, Urdaneta es relevado por Custodio García Rovira y es llevado a Consejo de Guerra para justificar su actuación frente al Congreso de la Nueva Granada, pero es absuelto a principios de 1816. El general Pablo Morillo aplica el régimen del terror que lo comienza en Cartagena de Indias, cuando ejecuta a los líderes patriotas a quienes pudo echar mano; Sebastián de la Calzada entra con Morillo en Santa Fe de Bogotá el 6 de mayo de 1816; asimismo Urdaneta participa en la toma de Maracaibo en 1821 y en la marcha hacia San Carlos de Austria, previa a la batalla de Carabobo, el 24 de junio de 1821, y en la cual no pudo participar por órdenes de Bolívar, dado el grado de agotamiento de sus tropas; sin embargo, por los servicios prestados, Bolívar solicita su ascenso a General en Jefe. Posteriormente quiso acompañar al ejército libertador en las Campañas del Sur, pero Bolívar consideraba que su presencia era más importante en Colombia, y por lo tanto permanece ahí; en 1824 fue nombrado Intendente del Zulia.
Fue uno de los jefes más leales a Bolívar. En 1828, desde la Secretaría de Guerra le toca juzgar a los responsables de la llamada Conspiración septembina, que atentaron contra Bolívar, para ese momento presidente de Colombia; convencido de la culpabilidad de Francisco de Paula Santander, a pesar de que la evidencia era poco concluyente, lo condena a muerte en juicio sumario. Bolívar cree que esto significaría el fin de la unidad entre neogranadinos y venezolanos, y por lo tanto le otorga el destierro de por vida.
En 1830, en el Congreso Admirable Urdaneta trata de salvar la obra bolivariana y la unidad de Colombia, se encarga de la presidencia de Colombia tras derrocar a Joaquín Mosquera, se convierte en dictador. Famosa es la frase que, en una carta íntima, le transmitió Bolívar desde Barranquilla en 1830, poco antes de la muerte del Libertador El no habernos compuesto con Santander nos ha perdido a todos. Muerto Bolívar, Urdaneta propuso se convocase al pueblo para decidir sobre el Gobierno. En 1831 se celebró en Apulo una entrevista, en el Convenio de Juntas de Apulo con el vicepresidente Domingo Caycedo firmaron un acuerdo, bajo el cual Urdaneta cedería el mando. Allí mismo Urdaneta solicita pasaporte; escapa milagrosamente al asesinato que contra él se había urdido y se traslada a Santa Marta.
En abril de 1831, el General Juan Nepomuceno Moreno se pone en marcha desde Pore, acompañado por trescientos soldados de caballería y cuatrocientos de infantería, para forzar la salida del país del General Urdaneta; con esta acción y respetando los acuerdos de Apulo, se garantizó el regreso del General Santander, el cual se encontraba exilado en Europa.
Al salir desterrado de Colombia en 1831, el General Páez le cierra las puertas a Urdaneta en Venezuela, ya que había sido uno de los más fieles seguidores de Simón Bolívar, y por lo tanto adversario de la ideología de Páez. En 1832, después de haber perdido su fortuna en el exilio, se le permite vivir en la Provincia de Coro. Allí tiene la satisfacción de que se le eligiese representante al Congreso; fue Ministro en el Gabinete del presidente Carlos Soublette. Cumple comisión en Angostura a la muerte de Tomás de Heres. Su última actuación como político la realiza en 1845, cuando es nombrado ministro plenipotenciario y enviado extraordinario de Venezuela ante el gobierno de España para entregar las ratificaciones del Tratado de Reconocimiento, de Paz y Amistad, celebrado en Madrid el 30 de marzo de ese año y aprobado por las cámaras del Congreso de Venezuela. Durante el viaje enferma, se somete a un examen médico durante una escala en Londres; los médicos recomiendan una intervención quirúrgica que Urdaneta aplaza para terminar su misión, pero a su llegada a París agrava y después de varios días en cama fallece el 23 de agosto de 1845.
La integridad moral de Urdaneta llega al punto de que antes de morir, a pesar de que como él mismo decía, dejaba como testamento una viuda y once hijos en la mayor miseria, solicita a uno de sus hijos que le acompañaba, que devolviera al Tesoro Público los viáticos que no habría de utilizar, si fallecía antes de concluir el viaje.
El que con el paso de los años iba a llegar a ser el General Rafael Urdaneta nace en Maracaibo el 24 de octubre de 1788; y este camino de victorias y reveses lo va a ir bordando con palabras y acciones ejemplares, como aquellas palabras antes del inicio de la Campaña Admirable, en 1813, cuando se encuentra por vez primera con Simón Bolívar y entonces le dice General, si con dos hombres basta para emancipar a nuestra patria, estoy dispuesto a acompañarle… Como un llamado a que seamos lectores cotidianos de libre pensamiento, es propicio traer del tomo II, Valores humanos, escrito por Arturo Uslar Pietri, impreso en Madrid, España, 1968, por Editorial Mediterráneo, en su página 21, leemos El gobierno que sucede a Bolívar se encuentra en inmensas dificultades, que llegan a ser de tal monta que se llama a Urdaneta para que se encargue temporalmente del poder ejecutivo. Urdaneta se encarga y su primer cuidado es tratar de convencer a Bolívar para que regrese nuevamente y para que no haya ninguna interrupción en aquella obra que él consideraba fundamental.
Era una situación particularmente difícil. Rodeado de suspicacias y de enemistades, en una hora en que se disolvía aquel estado, en que las pasiones cobraban un ardor extraordinario, este hombre mantiene no solamente su actitud recta e inquebrantable de toda la vida, sino que lleva al extremo su lealtad a Bolívar, y es solo cuando recibe la terrible noticia de que Bolívar ha muerto, cuando deja de luchar y de mantener con tenacidad su posición, y ya entonces solo le importa evitar el derramamiento de sangre y logra en la medida de lo posible un apaciguamiento de las facciones. Como jefe del Ejecutivo de Colombia trata de evitar la separación de Venezuela sin lograrlo, hasta el mes de abril de 1831, en que entrega el poder y se retira definitivamente de la escena en que tan grandes servicios prestó...
Adelfo Morillo