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jueves, 25 de abril de 2013

Andanza poética por el paisaje venezolano (3)


Andanza poética por el paisaje venezolano (3)

     Esta mañana de jueves amaneció lloviendo, desde las tres de la madrugada no había podido dormir, porque una tos me agobiaba, tomé ron, agua de malojillo, un acetaminofén, hice gargarismos con ron, tomé café tibio sin azúcar, bebí agua natural y como a las cinco logré conciliar el sueño, llevé a Fabio al Colegio, y cuando regresé, María se llegó hasta el carro con un paraguas, para que no me mojara tan temprano con la lluvia, y después de desayunar, hojear y ojear el periódico, jugamos un rato romino, yo la fastidié porque no ganó ni una mano de las diez que completamos, entonces me senté frente a la computadora, y en el libro  Humano todavía de José Antonio Castro, me sorprende la poesía Quita de mí esta brizna, de donde tomo estos versos para colorear esta andanza poética por el paisaje venezolano: “… quita de mí esta brizna, / déjame ver tus ojos / solo comparables en su dolor / a esta lluvia venida de los cielos / antigua serenata de mis tribulaciones / viejo ensueño de marinero muerto / compañera del viaje / mi pena se desliza al encuentro del mar / mi rostro se ha perdido a tu llegada / camino con la mano en el pecho / “cambiado” dirá la voz del amo / cuando la lluvia inunde los contornos / cuando la luz regrese en el fondo del trueno”…Ya son las ocho y media y sigue la lluvia, y me viene a la memoria el comienzo de la grabación del contrapunteo Florentino y el Diablo, interpretado por José Romero Bello como Florentino y Juan de los Santos Contreras, “El Carrao de Palmarito”, como el Diablo, y empieza la conversa: -“Ah, compay Venancio, échenos el cuento ese del reto de cuando cantó Florentino con el Diablo”… -“Gua sí, cómo no, pera me dan una mascaíta y me prestan el cuatro… Esto pasó jace mucho tiempo, de cuando se jallaban copleros buenos de verdá porai por esos llanos… El coplero Florentino  / por el ancho terraplén / caminos del Desamparo / desanda a golpe de seis. / Puntero en la soledad / que enlutan llamas de ayer, / macolla de tierra errante le nace bajo el corcel. / Ojo ciego en lagunazo / sin garza, junco ni grey, / dura cuenca enterronada / donde el casco da traspié. / Los escuálidos espinos / desnudan su amarillez, / las chicharras atolondran / el cenizo anochecer. / Parece que para el mundo / la palma sin un vaivén. / El coplero Florentino / vive su grave altivez / de ir caminando el erial / como quien pisa vergel…”