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viernes, 3 de enero de 2014

Querencias de llano



Querencias de llano

     Desde cuando tengo uso de razón, tengo conciencia del llano, como desde los cinco años recuerdo que vivíamos en la casa grande de barro, que la había hecho mi papá, estaba enclavada a una orilla del río Apure, en El Picacho, al frente está Puerto Miranda de Guárico, y sí el llano sigue siendo el inmenso llano, para andarlo a pie, en bestia o navegando las aguas de sus ríos, caños y esteros… Y sí, claro está que no olvido aquella noche de no sé cuándo, comenzaba a oscurecer y de pronto se desató el chubasco, y se fue cerrando la noche, y mi mamá con su letanía Santa Bárbara bendita, San Bartolomé, y mi papá agarró el arpa y empezó a tocar sin parar, afuera zumbaban el chubasco y los truenos, y nos alumbraban los fogonazos de los relámpagos, y el río rugía en su caudal de aguas revueltas y cargadas de troncos y de vegas…
     En mil novecientos sesenta nos vinimos a Calabozo, pueblo de río Guárico, en mil novecientos setenta y dos me fui a estudiar a la Universidad de Los Andes, en Mérida, y en mil novecientos ochenta y ocho volví a mi tierra natal, Calabozo… Aquí hasta ahora dos mil catorce he ejercido la docencia, y desde mil novecientos noventa y tres me vengo desempeñando a Dedicación Exclusiva en la Universidad Rómulo Gallegos, con su lema Caminos y Horizontes… Caminos para andarlos a pie, en bestia o surcando las aguas de sus ríos, caños y esteros, caminos de tierra y caminos de agua, caminos que andan como dijera y escribiera Alberto Arvelo Torrealba, y horizontes ilímites para las miradas, porque en la distancia el llano y el cielo se juntan y no hay lazos que los pueden sujetar…
     Cada parte del mundo tiene sus encantos, y por ellos la gente le brinda sus querencias, yo, como los amantes del llano, me guardo mis más sentidas querencias por esta tierra tendida, plana, ardida de soles y bravía de aguaceros y chubascos, y, claro que no, tampoco olvido en El Picacho aquellas tardes de no sé cuándo, que me entretenía engañando caballitos con granos de maíz amarrados a una cabuya, y los alcanzaban y caían enredados sobre el plan del patio…