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lunes, 1 de julio de 2013

El dulce encanto de la lluvia


El dulce encanto de la lluvia

     La lluvia tiene un lado trágico… Quiero hablar del lado amable de la lluvia, las veces cuando caminé con mi amiga linda en cuerpo y alma dejándonos caer la lluvia en Mérida, ella y yo decíamos cosas bonitas de la lluvia menuda, contemplábamos la cortina de lluvia y conversábamos y cómo reíamos, a menudo recuerdo el domingo, cuando fuimos a misa, andaba con su familia y yo los acompañaba, fue cuando era una iglesia pequeña en el Colegio San Luis, y hacía un frío benigno y rico y había una lluvia muy menuda y una neblina de ensueño…
     Tiempo después comencé a caminar con Ilva, la segunda vez cuando caminábamos, nos cayó un aguacero de marca mayor, y frente a la avenida Urdaneta estaba un jazminero, me llegué hasta él y desprendí unas florecitas, y se las di y después de olerlas, se las colocó en el pelo, y cuánto le gusto el suave aroma de jazmín… Cuando íbamos subiendo por la avenida Independencia, venía mi amiga en el carro del papá, nos invitó a subir y nos llevó hasta nuestras residencias…
     Desde mi infancia me ha gustado bañarme con la lluvia, y todavía cada vez que llueve, si estoy en la casa me desnudo y me baño bajo la lluvia, a veces mi hijo Fabio me acompaña… Y sigo mirando alegre y pensativo la lluvia benigna y linda cuando cae, no la rehúyo, si estoy en la calle, sigo caminando bajo la lluvia… En tiempos de lluvia las plantas se visten de colores vivos, brillantes y tiernos, y aquí en el llano fauna y flora muestran sus encantos: grillos, ranas y sapos, luciérnagas, lagartijas, boras y mastrantos, chaparros y salados…
     Sí, la lluvia tiene un lado trágico, pero a mí me gusta escribir el dulce encanto de la lluvia sobre los campos y entre los charcos…