En
una tarde
Quizás
fue en un día de septiembre,
no
lo sé;
sí
fue en una tarde,
cuando
la franela se levantó,
abrí
los ojos de estupor,
fue
cuando por primera vez,
te
miré;
aun
pago con creces
la
ceguera
que
tuve tantas veces;
me
acerqué,
no
recuerdo las cosas que dije,
sí
recuerdo que temblabas,
yo
también temblaba;
una
mañana canté el número de tu teléfono,
se
te quedó sonando en el viento
y
te ganó el asombro;
así
fue, así es,
sigo
pagando con creces
la
ceguera
que
tuve tantas veces…
Ahora
martilla el carpintero
en
la altura del árbol,
el
cristofué nos afina la memoria,
una
flor roja, otra amarilla,
una
blanca, una lila,
flores
varias en el patio
y
una mirada tuya,
un
recuerdo de ti,
tu
menudo caminar,
tu
cabello, tu sonrisa,
cada
esencia de ti
me
hace suspirar,
me
lleva a soñar,
por
ti soy,
por
ti escribo cada línea
y
quiera Dios
que
escriba alguna hermosa
y
esa baste para ofrendarte;
solo
siento cómo te siento
desde
el alma hasta los pies…
Adelfo Morillo