Andanza por nuestro
idioma 60
Todo no lo podemos saber, del latín sapere, y sí cada uno de nosotros sabe
varias cosas; sabemos por donde sale y por donde se oculta el sol, sabemos que
somos mortales, y también sabemos que somos imperfectos, que nos equivocamos
con frecuencia, pero debemos saber ser inteligentes, para no reincidir en las
mismas equivocaciones… En Venezuela ahora se habla de saberes, lo cual es
bueno, y es un concepto tan amplio, que los encargados de dirigir casas de
saberes, solo deben darle cabida a todos los campesinos y citadinos, porque hay
los que saben hacer arepas, empanadas, gofios, torrejas, tabletas, batidos,
buñuelos, cachapas, ayacas, orejitas, tisanas, quesillos, flanes, tortas,
gelatinas, paloapique, mondongo, pizzas, paellas, bienmesabes, majaretes,
catalinas o paledonias, panes, y tantas otras cosas más de la dulcería,
repostería y culinaria…
En estas casas de saberes tienen cabida
los que saben hacer chinchorros, alpargatas, cuatros, arpas, violines, maracas
o capachos, mesas, aguamaniles, tinajeros, marimbas, canoas, barcazas, bongos,
sillas de mesa o sillas de montar, cobijas, sábanas, pesebres, marionetas,
muñecas, títeres, porsiacasos, morrales, pantalones, faldas, vestidos, camisas,
liquiliquis, guayaberas, y aún muchas cosas más…
También caben en estas casas de saberes
los cuentacuentos, recitadores, declamadores, compositores, músicos,
escritores, poetas, oficiantes, profesionales en las distintas disciplinas,
religiosos, ensalmadores, curanderos, hierbateros o yerbateros o herbolarios,
comadronas, ayos y ayas, sobadores o componedores, rezanderos, amansadores de
bestias, coleadores, cantores, improvisadores y contrapunteadores, y tantos más
como puntos suspensivos…
Saber y sabor a veces se igualan en
significación, y así podemos escuchar, cuando alguien pregunta ¿A qué te sabe esta comida?, y podemos
responder Me sabe a agridulce muy exquisito y sabroso…, es un camino abierto el
de saber, saberes y sabores…