Porque demos y recibamos
alegres sorpresas
Sabemos que las sorpresas pueden darnos
alegrías o tristezas… A todos nos gusta las gratas sorpresas… Cuando era niño
en las bodegas y pulperías vendían sorpresas, estas consistían en pequeños
cartuchos hechos con cartulina, que contenían caramelos y otros dulces, también
pequeños juguetes, y en la cartulina grababan el nombre yoyo, perinola, metras,
trompo, cuaderno, lápiz, sacapuntas, y con papel de colores envolvían las
cartulinas, y el bodeguero o pulpero nos entrega lo que decía en la cartulina,
pero asimismo había cartulinas que no tenían ningún nombre grabado, suponemos
que ahí estaba la ganancia del comerciante, en que fueran más las cartulinas en
blanco; y así como nos alegrábamos cuando algún nombre estaba impreso, mucho
nos molestaba, cuando la cartulina no tenía grabado ningún nombre, entonces la
sorpresa era agradable o desagradable, según el caso, pero siempre manteníamos
el encanto, la curiosidad y el suspenso… Las pulperías desaparecieron y las bodegas
son muy escasas, ahora sería una grata sorpresa conseguirnos con alguna
pulpería…
Cuando trabajaba en la sastrería, recuerdo
que una vez hice algo indebido, y días después pensaba que Piero el sastre
todavía se acordaba de eso, y mi sorpresa fue cuando le pregunté, si estaba
molesto por mi grosero comportamiento, y él me dijo que no, que eso ya había
pasado… Otra vez yo estaba cosiendo unos ojales, y de pronto el sastre descolgó un pantalón de kaki, con la
cinta métrica le tomó la medida a la cintura, me vio y me lo regaló, y cuando
terminé mi primaria, sacó un suéter y me lo dio de regalo por haber culminado
bien mis estudios, sorpresas como esas siempre me han gustado, y todavía me
inunda la alegría, cuando estas cosas se me presentan, como el sábado, cuando
llevé a mi hija Ilisabel a la peluquería, y en el trayecto me sorprendió, extrajo de su
bolso un perfume y me lo regaló, bromeamos porque el nombre es Burning (ardiente), yo dije llamarada, y ella me dijo que tuviera
cuidado con una quemadura, me roció una prueba en la mano, y me preguntó, si me
gustaba, y le dije que mis últimas colonias tenían una fragancia parecida… No
podemos evitar las sorpresas tristes, pero roguemos porque demos y recibamos
sobre todo alegres sorpresas…