Andanza por nuestro
idioma 115
Musa es palabra griega, mousa, los latinos la tomaron musa, y
Homero la nombra como motivo de inspiración en los dos poemas épicos la Ilíada y la Odisea, y en las dos obras comienza diciendo Canta, oh, Musa…, y las Musas en la mitología griega estaban
relacionadas con ríos y fuentes, y en general como espíritus de las aguas; se
les reverenciaba por sus dotes proféticas, y también como inspiradoras del
genio creador, con el tiempo las vuelven motivadoras de las artes y dadoras de
los mayores grados de inteligencia para algunos hombres y mujeres; musa es
nombre abstracto y la forma concreta de crear es particular de cada hacedor; el
poeta y la poetisa no son únicos poseedores de la belleza, esta la manifiestan
asimismo músicos, pintores, escultores, cineastas, arquitectos, dramaturgos,
escritores…
Hesíodo habla de nueve Musas, Calíope como
de la poesía épica y de la elocuencia; Clío para la Historia; Erato de la
lírica coral; Euterpe para la música; Melpómene de la tragedia; Polimnia para
la poesía lírica; Talía para la comedia; Terpsícore de la danza y del canto
coral; y Urania para la astronomía…
En nuestros días hablamos de Musa para
señalar el motivo de inspiración abstracto o concreto en algunas de las creaciones
del ingenio humano; el creador colombiano y mundial Gabriel García Márquez, sin
par en su estilo y forma de escribir resolvió muy bien la doble significación
abstracta y concreta de la Musa, y fue cuando se prendó de una rosa amarilla
para sus momentos de escritura, y hasta la tradujo para la más sencilla
cotidianidad, hizo de esa rosa amarilla una forma de presentación en la solapa
del saco o en el bolsillo de la camisa o de la guayabera, y seguramente ahora
habrá gente cercana a García Márquez que se estarán diciendo como, en Cien años de Soledad él escribe Aureliano no comprendió hasta entonces
cuánto quería a sus amigos, cuánta falta le hacían, y cuánto hubiera dado por
estar con ellos en aquel momento…