Lengua
castellana 2
La ortografía es una parte
de la gramática, y ella se ocupa de orientar acerca del apropiado empleo de la
lengua castellana, cuando se comunica algo por escrito.
Si la comunicación es
manuscrita, la letra debe ser legible.
El léxico o vocabulario
castellano es muy numeroso, por tanto se le debe conocer en rigor para poder escribir bien cada palabra
empleada en el acto de escritura.
Al final de alguna línea cuando haya que
separar una palabra, se debe dominar teoría y práctica de diptongos o hiatos,
para que con competencia se haga la separación silábica de la palabra en
cuestión.
Se debe poseer adecuado
conocimiento de la acentuación ortográfica, diacrítica y prosódica, para saber
reconocer cada palabra y por tanto se pueda tener dominio de cuál palabra lleva
tilde y cuál no.
Son muy variados los criterios acerca del
empleo específico de los signos de puntuación, a estos se les puede adecuar a
una relativa normativa, porque aquí juega la variable particular del estilo de
cada persona que escribe; podemos traer a la memoria la idea de Borges, cuando
decía y escribía respecto a los signos de puntuación y consideraba que la forma
de emplearlos es un arte.
El cúlmine óptimo de la
ortografía se da cuando las ideas comunicadas en la escritura por haber sido
expresadas muy claras en su secuencia expositiva, son bien comprendidas por la
persona o por las personas que las reciben por el medio que se haya elegido
para hacer llegar el mensaje, un corto mensaje de texto, un correo electrónico
o cualquiera de las variadas formas de escritura que ahora existen.
Una noche de luna clara
Una noche de luna clara
presenta mensajes infinitos, un niño puede soñar, preguntar o crear en su mundo
de pensamientos cristalinos y en libertad.
Un músico crea, mezcla y
fusiona armonías; el pintor busca expresar belleza en el lenguaje de la
pintura; los enamorados hablan, planifican, prometen, sueñan; los cantantes van
desde el contrapunteo, a la serenata o se elevan en el dolce canto, el dulce
canto; los maestros y maestras piensan, organizan, sueñan; los amantes de la
pachamama, de la casa común, la naturaleza se angustian, siembran, elevan sus
voces de alerta…
Los mensajes que emite una
noche de luna clara son infinitos, y la luna ilumina los contornos de las
cosas, los grillos ensayan pertinaz concierto, y en espacios de luces y sombras
las plantas florecen en colores y aromas, y por momentos casi se llega al
silencio. Una noche de luna clara es buen momento para leer, para escribir,
para crear, para soñar, y quizás algunos solitarios se apartan de la soledad, y,
Dios quiera, y cada día seamos más amigos, sobre todo al amparo de una noche de
luna clara.
Adelfo Morillo
No hay comentarios:
Publicar un comentario