Campo de Carabobo 3
Pasado,
proyección de presente continuo a futuro
El 13 de octubre de
1.816 Páez vuelve a vencer en Achaguas, Apure. Y llega al 28 de enero de 1.817
cuando se libra la batalla de Mucuritas, Apure, donde Páez, conocedor de estas
extensas llanuras piensa atraer a la fuerza enemiga a una sabana escogida de
antemano por él y con este fin destina una columna de caballería, para que
observe a los realistas y en caso de que fuese atacada y perseguida, se fuese
retirando para conducirlos al punto seleccionado previamente; dicha columna era
poco numerosa y Miguel de La Torre la
hace perseguir pensando que no hay más fuerzas enemigas, cuando inesperadamente
al salir a una amplia llanura se le presentan todas las fuerzas de Páez, que
ascienden a unos mil jinetes. La Torre ante tales fuerzas patriotas
procede a formar su infantería en columnas cerradas, cubriéndola con la
caballería a la retaguardia y en sus alas. Páez solo tiene jinetes armados de
lanzas, algunas de las cuales eran del árbol llamado albarico, por lo que no
puede exponerse a los tiros de la infantería realista, proponiéndose separar la
caballería española de su infantería. A tal efecto forma dos columnas poco
fuertes y les ordena atacar los flancos españoles, indicándoles a sus
comandantes que se vayan retirando, para que los persigan los realistas y estos
a su vez puedan ser envueltos por otras dos columnas de caballería preparadas
previamente con este fin. Los escuadrones enemigos persiguen a los patriotas
fugitivos, separándose un largo trecho de su infantería y de repente los
formidables escuadrones de Páez vuelven caras, destrozan en gran parte, o
dispersan a toda la caballería realista, compuesta por los criollos que mandaba
Remigio Ramos, escapando solamente doscientos húsares europeos que avanzaban
con menos ímpetu que los soldados de Ramos. Seguidamente Páez ordena prenderle
candela a la alta paja que cubría la sabana, que estaba completamente seca por
la sequía, esta acción la realizan cincuenta de sus hombres que ha seleccionado
y dispersado en ella de antemano con este objeto y a los pocos minutos estuvo
incendiada toda la llanura. La infantería española se forma en cuadro para
resistir a su vez los ataques de la caballería de Páez. Rodeados por esta y
envueltos en fuego y humo tienen la fortuna de hallar una vaguada, aun con
agua, en que la maleza estaba húmeda, metiéndose en ella La Torre, con sus
tropas, encuentra así la forma de poder salvarse de una mayor pérdida a la ya
sufrida. Este es el primer revés sufrido por el ejército realista del general
Pablo Morillo.
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