martes, 3 de octubre de 2017

Rómulo Gallegos, símbolo de Universidad

       Revisamos la obra escrita de Rómulo Gallegos y nos damos cuenta de que la educación es una constante en su visión totalizadora y dentro de ella de forma muy significativa la idea que tenía de cómo la universidad debe marcar caminos de luces para el auténtico desarrollo de justicia social, por tanto ya en sus primeros ensayos publicados en los años 1909 y 1910, en la revista Alborada encontramos uno de tales ensayos con el título El factor educación…, en donde coloca de epígrafe estas líneas de Gustave Le Bon La prosperidad de un pueblo depende mucho más de su sistema de educación que de sus instituciones y gobiernos…, y en lo sucesivo vemos que desde cuando se inicia como cuentista en 1913, con el libro de cuentos Los aventureros…, y luego continúa con la publicación en 1922 de La rebelión y otros cuentos…, posteriormente en 1949 Cuentos venezolanos… y en 1957 con El patriota…, y finalmente en 1959 con Sus mejores cuentos…, como hilo conductor de esa cuentística, en cada uno de esos escenarios vamos a leer y a sentir como llama viva la presencia manifiesta la inmensa tarea que le concede Gallegos a la educación y dentro de esta en particular a la universidad; luego seguimos la trayectoria de su estro de novelista, que lo inicia en 1920 con El Último Solar…, a la que posteriormente le cambia el nombre por Reinaldo Solar…, en 1925 La trepadora…, en 1934 Cantaclaro…, en 1935 Canaima…, en 1937 Pobre negro…, en 1942 El forastero…, en 1943 Sobre la misma tierra…, en 1952 La brizna de paja en el viento…, y, después de su muerte física ocurrida en 1969, fue publicada en 1971 Tierra bajos los pies…, y observamos que en cada una de las creaciones de la novelística de Gallegos está presente su creencia absoluta en la educación y dentro de esta en forma preponderante el papel protagónico de la universidad.
       El escritor y crítico literario barinés Orlando Araujo, hijo ilustre de Calderas, en su ensayo Lengua y creación en la obra de Rómulo Gallegos…, publicado en 1962 por Ediciones del Ministerio de Educación, Dirección de Cultura y Bellas Artes, escribe En Reinaldo Solar…, podemos apreciar la desorientación de la juventud universitaria venezolana: hay jóvenes que están dispuestos a darse a una gran empresa patriótica; otros tienen ya el alma pervertida; otros consumen su juventud en el escepticismo. Falta allí la fuerza unificadora; falta la verdadera educación que canalice las energías dispersas y ayude al pleno desarrollo de la personalidad.
       En La brizna de paja en el viento…, el autor nos da un período alarmante y doloroso de la Universidad cubana: el espíritu revolucionario del estudiante llega a convertirse en pistolerismo al servicio de dos o tres líderes corrompidos. La fe de Gallegos en la juventud triunfa a pesar de todo…
       El estudioso de historia José Domingo Choquehuanca (columna o roca de oro, en lengua aymara) cuando recibió a Simón Bolívar en su llegada a Pucará (fortaleza roja, en lengua quechua) y al frente de unas cien personas, el 2 de agosto de 1825 pronuncia un breve y sencillo discurso en homenaje al Libertador, y de tal pieza oratoria estas son la palabras finales ofrendadas por Choquehuanca a Bolívar Con los siglos crecerá tu gloria como crece la sombra cuando el sol declina…, este símil de gloria sirve para rememorar al historiador y literato griego Plutarco, que a finales del siglo I y comienzos del siglo II de nuestra era Jesuscristiana escribió y publicó Vidas paralelas…, serie de biografías de personajes célebres del mundo antiguo, y su paralelismo no lo realiza en cuanto a contemporaneidad de los biografiados, sino en cuanto a la labor de grandeza de cada uno de ellos, para el mejor desarrollo de la humanidad, y también ese símil de Choquehuanca permite situar en relativo paralelismo la obra de Bolívar con la obra literaria y ciudadana de Rómulo Gallegos, tengamos presente que este venezolano insigne fue maestro, hombre de verbo y de acción política, y como tal llegó a ser electo en 1947, Presidente de la República, en elecciones libres, universales y secretas, cuando por primera vez obtiene la mujer venezolana el derecho de votar libremente y de elegir en nuestra vida republicana; Gallegos se dedicó de pionero al cine nacional, y fue sobre todo por su labor de escritura como fue reconocido en vida por sus originales méritos literarios.
       Ahora bien, qué entendemos por mundo universitario…, hoy en día el campus universitario está conformado por la suma de estudiantes, profesores, empleados y obreros y esa suma de individualidades pertenece a los diferentes grupos sociales; en este campus convivimos pobres, clase media, ricos y muy ricos, en donde no debería haber diferencias ni privilegios, esa universidad era la que visionaba Rómulo Gallegos, una universidad de espacios físicos delimitados, pero universidad viva sin límites, presente en los sentidos de querencia y de pertenencia, a la que queremos como nuestra, por tanto la sufrimos o nos alegra; la sufrimos, cuando la maltratan y la vilipendian y nos alegra, para cuidarla con cabal cumplimiento de nuestras obligaciones y responsabilidades y así con nuestro buen verbo y con nuestra buena actuación hacemos que señoree útil y pertinente, para darle respuesta a cada uno de los desafíos de este presente con fragancias de futuro inmediato.
       Aquí en este llano, nos preguntamos por qué Rómulo Gallegos escribió dos novelas en escenarios llaneros, Doña Bárbara y Cantaclaro…, una respuesta nos la da Ricardo Montilla, cuando escribe Algunas noticias sobre Doña Bárbara…, y ahí en una de esas líneas, leemos, Gallegos, desde su infancia, se sintió atraído por los llanos…; sí, sintió amor por esta llanura y desde este pedazo de llano, donde estamos afianzados, podemos evocar el comienzo de la letra de una canción de Reinaldo Armas Amigo mío, tú que vas pa’ San Fernando…, y sí, cada vez que vamos a San Fernando, miramos el puente sobre el Apure y en un poste del puente, leemos en una placa la identificación María Nieves…, y aquí acudimos al Prólogo que Rómulo Gallegos escribió en 1954, antes de la publicación de la edición por el Fondo de Cultura Económica, en conmemoración de los veinticinco años de la primera edición de la novela Doña Bárbara, en Barcelona, España, por la editorial Araluce, en 1929, y en parte de tal Prólogo, leemos en letras de Gallegos estas líneas Allí supe de María Nieves, cabrestero del Apure, cuyas turbias aguas pobladas de caimanes carniceros cruzaba a nado, con un chaparro en la diestra y una copla en los labios, por delante de la punta de ganado que hubiera que pasar de una a otra margen. Con todo y su nombre lo metí en mi libro y varias personas me han contado que cuando alguien le buscaba la lengua, dándole broma, él solía responder:
       -Respéteme, amigo. Que yo estoy en Doña Bárbara
       En Doña Bárbara…, Gallegos presenta a Santos Luzardo, hombre de letras, y en Cantaclaro al hombre médico, Juan Crisóstomo Payara; Luzardo se interna en los llanos de Arauca, y ahí se da a la tarea de llevar ideas y acciones de civilidad, y a Marisela la deja en la novela como la que ofrece alegrías para aprender y emprender nuevos y mejores rumbos, nuevos caminos; y Payara se confunde en un mar de dudas, en medio de un idealismo radical, y se queda internado en lo más profundo del llano; y en toda su obra literaria Gallegos nos da caminos y horizontes claros y definidos, así como es un ferviente creyente en los beneficios de la educación y dentro de esta que sus excelsos fines están en la universidad.
       En mil novecientos sesenta y cuatro yo estudiaba cuarto grado en el Grupo Escolar Ramón F. Feo, cuando en una mañana nuestra maestra, Alina Parra, nos llevó hasta donde se iba a inaugurar la Biblioteca, ahí estuvimos también con los estudiantes de sexto grado, la maestra era Ermila Camacho, dijo la maestra Alina que habían elegido a Cecilio Acosta como epónimo de la Biblioteca, porque la maestra Ermila en días previos había hablado y con su discurso había convencido por las insignes cualidades de este ilustre venezolano, seguidamente un sacerdote bendijo las instalaciones, luego la maestra Ermila dio referencias  acerca de la figura emblemática de tal personaje, recuerdo que mencionó las dotes poéticas y de entre sus creaciones nombró la poesía La casita blanca, sencillo poema idílico, dedicado a la madre por el poeta y hombre de letras mirandino; de seguidas, nos sentamos a revisar libros y revistas, me llamó la atención las imágenes de la revista Tricolor…, en una de sus páginas aparecía una referencia a la novela Doña Bárbara, en ese momento, la maestra Ermila se me acercó y me dijo que era una buena novela acerca de la vida en el llano, escrita por el gran maestro y literato Rómulo Gallegos, asimismo me habló de lo bien que nos hace crear hábitos de lectura; esta sencilla crónica sirve para señalar que en ese año 1964, Rómulo Gallegos cumplía ochenta años, y para ese entonces el escritor peruano Ciro Alegría escribió en Memorias de Ciro Alegría…, publicadas por Editorial Losada en 1976 Ahora que Rómulo Gallegos cumple ochenta años y le tributamos de nuevo merecidos homenajes… No añadiré palabras innecesarias. Don Rómulo anda ya en tratos con la eternidad y cuantos lo elogiamos, cumplimos solamente el grato deber del reconocimiento. En su venerable ancianidad hay un hecho honroso para el escritor Rómulo Gallegos ver con sus propios ojos que ya es un clásico
       En mil novecientos sesenta y seis yo estudiaba primer año de bachillerato en el Liceo Humboldt, cuando en una mañana en clase de Castellano y Literatura, la profesora caraqueña, Alba Manzano, se abanaba con un cuaderno, entre abanada y abanada nos leía y comentaba el Capítulo VIII La doma…, de la primera parte de la novela Doña Bárbara Ya en la cocina, un mecho de sebo pendiente del techo alumbra, entre las paredes cubiertas de hollín, la colada del café, y uno a uno van acercándose a la puerta los peones madrugadores. Casilda les sirve la aromática infusión, y, entre sorbo y sorbo, ellos hablan de las faenas del día. Todos parecen muy esperanzados; menos Carmelito, que ya tiene ensillado el caballo para marcharse
       En esos años sesenta conté con la buena estrella de haber mirado y escuchado a Rómulo Gallegos en entrevistas por televisión, su voz grave ya mostraba signos de mengua intelectual y física, recuerdo que en mil novecientos sesenta y nueve yo estudiaba primer año de Humanidades en el Liceo Humboldt, cuando el profesor que nos daba Castellano y Literatura, Adolfo Rodríguez, nos habló de Rómulo Gallegos y para ello tomó la niovela Cantaclaro…, para leernos y comentarnos el primer capítulo La copla errante…, de la primera parte de la obra, porque, nos decía el profesor, ahí el autor recoge un aspecto singular del llanero como es esa forma de ser repentista, propia de los habitantes de la llanura, como también esa gracia de ser galante en el llanero, en sus atenciones, en su habla, cuando se inspira y canta

        ¡Ah caramba, compañero!
       No lo puedo remediar,
       que acabe diciendo en versos
       lo que empiece a conversar…

       La novela Cantaclaro presenta varios aspectos de nuestra compleja madeja social, uno de ellos es el caso de los hijos con padre biológico ausente por manifiesta irresponsabilidad, el Capítulo VII de la primera parte tiene por título Juan Parao, y ahí en unas de sus líneas, Juan Parao dice… un día me jallé a mí mismo solo y parao en medio de las calles de Calabozo y me dije:
       Güeno, Juan. Lo primero que tienes que hacé es buscate un apellío, o cosa que se le parezca y como aquí estás parao, ponte ese, a falta del que se le olvidó a tu taita decirte cuál debía de ser. Lo segundo es buscarte un acomodo bajo techo, porque en medio de la calle no puedes seguí.
      -Pues, vamos a buscarlo -me respondí- porque como estaba solo en el mundo, conmigo mismo tenía que conversarlo todo…
       Y fue en ese año 1969, cuando murió físicamente Sobre la misma tierra nuestro maestro y escritor venezolano y mundial Don Rómulo Gallegos.
       Cuando hablamos de Rómulo Gallegos, símbolo de universidad, es porque en él estamos concibiendo la idea que engloba la palabra universitas, como sabemos, se empezó a emplear en la edad media, para designar centros de aprendizaje, se pasó por la escolástica, luego por el humanismo con sus momentos de decadencia ante el pragmatismo y la tecnocracia, mas ahora recoge de nuevo la idea de centrar los estudios con bases científicas y humanísticas, en este punto Rómulo Gallegos refulge en símbolo de universidad, tanto en su quehacer ciudadano como en su trascendente obra literaria en este presente con firme proyección de futuro.
       Cuando hombre o mujer trasciende sobre el quehacer cotidiano, es porque deja huellas indelebles, para los que seguimos y para los que siguen en esta vida llena de retos, afanes, de sabores y sinsabores. Una constante en la vida ciudadana y en la vida literaria de Rómulo Gallegos es la presencia infaltable en su cotidianidad y en su oficio libresco del nombre de Dios, con que nos viene a la memoria las ideas del Padre Nuestro que nos dejó Jesucristo, y el mundo de la poesía nos recuerda los versos-oración Dios, escritos por el poeta peruano y mundial César Vallejo

       Siento a Dios que camina
       tan en mí con la tarde y con el mar…
       Oh, Dios mío, recién a ti me llego,
       hoy que amo tanto en esta tarde

       La literatura de Gallegos narra y describe nuestra cotidiana idiosincrasia, las formas del habla campesina y citadina, nuestros amores y desamores, el sinnúmero de afanes de trabajo y de estudio, costumbres, música, bailes; y cada una de estas manifestaciones son significativas, porque reflejan no solo comportamientos venezolanos, sino que son muy similares a las vivencias de hombres y mujeres latinoamericanos. Sintamos la fuerza noble para afirmar que Gallegos fue y es uno de los primeros hombres de letras que le da proyección a nuestra escritura latinoamericana en el reconocimiento mundial, y desde las primeras décadas del siglo XX a la par de Gallegos fueron dándose a conocer creadores como Gabriela Mistral, Miguel Ángel Asturias, Gabriel García Márquez, Pablo Neruda, Octavio Paz, Mario Vargas Llosa, Alfonso Reyes, Alejo Carpentier, Jorge Luis Borges, Julio Cortázar.
       Rómulo Gallegos en su cúmulo de logros humanos y de entre ellos los de su creación literaria, sin dudas, fue la referencia firme y decisiva para que a los hombres y mujeres que decidieron elegir su nombre como epónimo de nuestra Universidad, hoy les podamos decir que no se equivocaron; y fue así como nuestra Universidad Rómulo Gallegos se dio a conocer antes de que su Alma Mater empezara a ofrecer sus dones nutricios de intelecto en su sede central de San Juan de los Morros; y que luego ha ido asentándose en otros lugares de Guárico, de Apure y también en otros estados de nuestra geografía nacional; el historiador guariqueño Adolfo Rodríguez en su libro El Estado Guárico, Orígenes, Mundo y Gente… (1994) Editorial Cultura, escribe en la página 142, 25-7-1977: El Presidente decreta las universidades nacionales experimentales Francisco de Miranda en Coro y Rómulo Gallegos de los Llanos Centrales con sede en San Juan de los Morros y designa para esta una Comisión Organizadora.
       Este es el comienzo en tiempo y espacio de la Universidad Rómulo Gallegos, que en el devenir va a tomar como lema Caminos y horizontes, entresacado del último capítulo Toda horizontes, toda caminos de la novela Doña Bárbara, escrita por Rómulo Gallegos.
       25 de julio de 2017, cuarenta años, cuatro décadas, ocho lustros en el paso del tiempo, y la Universidad para esta fecha cuenta, además de su sede en San Juan de los Morros, con el núcleo de Ciencias Veterinarias en Zaraza y con el núcleo de la Villa de Todos los Santos de Calabozo.
       Alma Mater, Madre Nutricia viene a significar en lengua castellana, Madre que alimenta el buen crecimiento del intelecto de su baluarte humano, profesores y estudiantes; la etimología da sorpresas, como la misma raíz de las palabras latinas alma y alumno, las dos significan nutricia, por cuanto el alumno necesita nutrir de conocimientos su intelecto, gracias a las orientaciones doctas de sus profesores.
       Autonomía, la etimología dice que viene del griego, de aquí la toma el latín, y de este llega al castellano, y uno de sus significados es la Potestad que dentro del Estado pueden gozar municipios, provincias, regiones y otras entidades de él, para regir intereses peculiares de su vida interior, mediante normas y órganos de gobierno propios…; y dentro de esas entidades hay instituciones que también tienen la potestad de darse su propio gobierno; y una de tales instituciones es la Universidad, recordemos que para el año 1827 se hizo la propuesta para que el médico eminente Doctor José María Vargas fuera rector de la Universidad de Caracas, mas dentro de los Estatutos de la Universidad no estaba contemplado que un médico pudiera ocupar cargo de Rector, y se dio el caso de que el Libertador Simón Bolívar ya conocía de los méritos del Doctor Vargas, y además de que era el Presidente el que designaba Rector de la Universidad, el Libertador modificó los Estatutos de la Universidad de Caracas para que fuera el claustro de la Universidad el que dictara los Estatutos y la institución se diera su propio gobierno, y fue así como el Doctor José María Vargas fue designado Rector de la Universidad de Caracas, y este hecho fue punto de inicio de la autonomía universitaria.
        Cátedra y libertad de cátedra, la etimología dice que viene del griego, de este la toma el latín, y llega al castellano con el significado de Asiento elevado, desde donde el maestro da lección a los discípulos…; y la libertad de cátedra es porque el profesor universitario es libre de planificar el estudio más pertinente y actual de la disciplina que dicta a los estudiantes.
       La historia de Venezuela en su conformación política tiene varios procesos, 1810 se puede llamar el proceso oficial, cuando los criollos descendientes de los conquistadores españoles empiezan a declararse libres y con potestad para ejercer el gobierno de la Provincia de Venezuela; en 1811 estos descendientes criollos declaran la Independencia de Venezuela, desde ese 1811 hasta 1821 y 1823 se da ese proceso de avances y retrocesos en la lucha armada cruenta hasta los triunfos de Carabobo y del lago de Maracaibo, y desde 1823 hasta 1830 cuando se da el proceso de unos a favor y otros en contra de que Venezuela siga o no en el gran marco geopolítico de Colombia; y 1830 cuando finalmente Venezuela se hace República autónoma, a partir de esa fecha comienza el proceso de Venezuela nación y país, y hasta este 2017 son 187 años de conformación de la nacionalidad venezolana, y si tomamos como referencia el año 1827, cuando se da la autonomía de la Universidad de Caracas, y que a la vez sirve de marco de referencia para la educación y los estudios en su más alto grado, como lo es la Universidad, podemos hacernos tantas preguntas referidas al papel que ha debido desempeñar la moral y las luces en la cultura de nuestro país.
      Observemos en el laboratorio de calle cómo nos comportamos en nuestra cotidianidad, qué escuchamos en boca de la gente en el pueblo, ¿sobreabundan las groserías en palabras y comportamientos?, si la respuesta es afirmativa en una muestra representativa consensual, podemos hacernos preguntas que tienen que ver con el deber ser de maestros y maestras, de profesores y profesoras, en maternal, preescolar, inicial, especial, escuelas primarias, liceos y colegios, pregrados y postgrados universitarios.
       Ahora bien, fijémonos en los cuarenta años de la Universidad Rómulo Gallegos con su lema Caminos y horizontes, hasta la fecha ya hay unos cuantos miles de egresados de nuestra Alma Mater, los profesores somos corresponsables de esa realidad cotidiana en la que convivimos en diversos momentos y espacios, por tanto es tiempo ya de dejar a un lado toda suerte de supersticiones, y que en cada momento se alce la luz de la razón y del conocimiento; es tiempo de dedicarse al trabajo y al estudio, de profesores consagrados a su labor académica y de estudiantes dados a forjarse y a crecer, y tanto profesores como estudiantes imbuidos en buenas morales y luces; es momento de enraizar nuestra identidad patria sin aislarnos de los aconteceres regionales y mundiales; es a partir de este día y en el suceder de uno y otro día cuando podemos mirar hacia atrás y levantarnos por sobre innumerables equivocaciones, para dedicarnos con sinceridad en el amor por esta nación, a los que nos corresponde trabajar, al trabajo justo, libre y honrado, y a los que les corresponde estudiar, a estudiar para ser excelentes en la competencia cualitativa, tanto para la empresa colectiva como para la tarea personal de responsabilidad en cumplimiento del deber.
       Cuatro décadas de Caminos y horizontes abiertos, en donde tantas cosas no se hicieron bien, y por tanto a partir de este presente enrumbarnos con firme tesón, porque ese laboratorio de claustro y de calle muestre mejores escenarios de comportamientos y de luces, insisto en estas dos ideas que atisbó Simón Bolívar en el Discurso de Angostura, en 1819, y las afirmo y reafirmo, porque seguramente tengo de idealista, pero sé que también tengo de realista, en el sentido de que somos nosotros los venezolanos, los universitarios de estos Caminos y horizontes los que podemos construir y ensayar y que los experimentos los evaluemos con satisfacción en el contacto con la gente de calle, que son convecinos que disfrutan o sufren junto a nosotros, unos más allá y otros más acá y más aun los que están a nuestros lados de casa.
       Y hace veintitrés años, el 8 de noviembre de 1993 iniciamos actividades académicas y administrativas en el Área de Ciencias de la Educación, con los Programas de Educación Integral y de Educación Mención Computación, en el núcleo de la Universidad Rómulo Gallegos, en nuestra sede de Merecurito, en la Villa de Todos los Santos de Calabozo; era una tarde calurosa de sol recio de ese lunes, cuando comenzamos a hacer historia de Caminos y horizontes, tanto es así que ahora contamos con amplia gama de carreras, Educación, Medicina, Ingeniería Civil, Odontología, Derecho, Historia y muy pronto debe ser realidad las carreras de Letras y la de Artes; con el tiempo solo al pasar la calle ahí nos encontramos con sendos edificios, donde se imparte estudio en varias carreras de las ya nombradas; en la avenida 23 de enero funciona el Área de Odontología y en la calle 5, Bolívar, con carrera 12, San José, en la Casa de Alto, diagonal a la plaza Bolívar, ilumina el Área de Humanidades, Letras y Artes con real funcionamiento de la Carrera de Historia. Este núcleo en la Villa de Todos los Santos de Calabozo de la Universidad Rómulo Gallegos rinde los mejores beneficios a nuestra región y al país, ya que con sus diversas disciplinas de estudio se hace posible llevar a cabo labores eficientes para superar tantos atrasos, en las aulas se forman hombres y mujeres en saberes científicos y humanísticos con fundamentos teóricos y experimentales, que egresan para ser investigadores, creadores y pensadores que contribuyen a construir decisivamente el mejor rumbo de nuestro desarrollo y progreso local, regional y nacional.
       Rómulo Gallegos consagró su vida ciudadana para servir a Venezuela, amó a su nación y en virtud de ello se dio en palabras y en acciones, y cuando revisamos con detenimiento cada una de sus creaciones literarias, comprobamos que en ellas aparece el discurso orientador por el desarrollo de la educación y de la cultura en sus múltiples manifestaciones, y por tanto estas líneas escritas tienen por título, Rómulo Gallegos, símbolo de Universidad, no solo para nuestra Universidad Rómulo Gallegos, sino para cada recinto universitario en donde se busque llegar al buen aprendizaje de las ciencias, de las humanidades y de la tecnología; y si estudiamos a Gallegos con lente de filosofía y de historia no nos queda dudas de que era un positivista, de ahí que su obra esté bajo el enfoque de dos vertientes, la civilización que triunfa sobre la barbarie; Gallegos creía que con la educación se podía vencer las injusticias, porque con la educación se llega a la auténtica justicia social, en donde cada uno de los ciudadanos somos iguales en deberes y en derechos, pero diferentes en actitudes, palabras, acciones y reacciones, y asimismo creía que en Venezuela debemos tener la real oportunidad de aprender y de saber disfrutar del respeto al derecho de los demás, como la mejor forma de convivir en paz.
       La Universidad Rómulo Gallegos y en particular nuestro núcleo de esta Villa de Todos los Santos no escapa a la escapa a la conversación malsana ni a la crítica despiadada de algunas gentes, pero somos sus actores internos los llamados a responder de forma sistemática y resuelta en cada uno de nuestros actos y discursos cotidianos, porque la vida de la Universidad es para el deber ser de lo que el país exige y espera de ella; y por tanto la problemática económica, las controversias y las diferencias políticas, la seguridad ciudadana, los servicios públicos y cada uno de los asuntos particulares y colectivos son cuestiones inherentes a nuestra universidad fecunda de Caminos y Horizontes. Mentiríamos si dijéramos que la Universidad Rómulo Gallegos y nuestro núcleo en particular funciona de manera perfecta, pero sí proponemos que a los estudiantes se le dote de los mejores beneficios socio-educativos y a la vez exigirles el máximo rendimiento académico, y paralelo a esto el personal docente debe ser de probadas aptitudes en el desempeño profesional, en permanente actualización acorde con estos tiempos de continuos y veloces cambios en cada disciplina del conocimiento. Esta nuestra Alma Mater enraizada en medio de estas llanuras sin jorobas está para dar respuesta al cambio climático, a los óptimos porcentajes de productividad de arroz, maíz, sorgo y demás rubros agroganaderos, a las enfermedades que estaban erradicadas y que ahora resurgen con altas cifras de mortalidad, para andar a la par de los avances tecnológicos de la información y de la comunicación, y también para abordar los distintos escenarios educativos, desde los niños hasta los niveles de pregrado y postgrado, porque es con cultura, conocimiento y educación como podemos enfrentar y superar los retos presentes con proyección de futuro. Los estudios acerca de la energía atómica, los nuevos y mejores enfoques de la psicología, las sorprendentes teorías de la relatividad en la física y en las demás áreas del saber nos asombran, más el mayor asombro lo debemos aportar nosotros con conocimiento cierto de estas cuestiones dentro del claustro universitario y fuera del mismo, en cada espacio y en cada momento de nuestra cotidianidad.
       Rómulo Gallegos, símbolo de Universidad y el lema Caminos y horizontes nos hacen palpitar y sentir la idea amplia y libre de diversas carreras para el universo científico, humanístico y tecnológico, que son los caminos que comenzamos y coronamos con el grado académico, y nos llaman a conocer las diversas visiones teóricas y empíricas para confrontar, discutir y siempre entregados en búsqueda de los mejores fines hacia el bien comunitario e individual, que son horizontes en que nos debemos ocupar de forma constante y permanente hasta cuando nos acompañe el último aliento. Comenzamos a abrir el círculo epílogo con el nombre del último capítulo de la novela Doña Bárbara…, Toda horizontes, toda caminos…, para significar la idea de llanura ílimite, como debe ser nuestra Universidad Rómulo Gallegos, garante de Alma Mater abierta y libre, para rendirle día tras día auténtico homenaje a su epónimo, Rómulo Gallegos, símbolo de Universidad, y como escribiera el poeta español y mundial Antonio Machado

       Caminante, son tus huellas
       el camino y nada más;
       caminante, no hay camino,
       se hace camino al andar

       En este dos mil diecisiete nuestro ciudadano insigne, maestro, cineasta, político, y hombre con fe en la educación y en la universidad va a estar cumpliendo en la memoria ciento treinta y tres años de su nacimiento, y desde este momento nuestra universidad debe abrir cada uno de sus espacios, para hacer fiesta de celebración desde ahora y hasta el dos mil diecinueve, fecha cuando se cumple noventa años de la primera edición de la novela Doña Bárbara; y para la Universidad Rómulo Gallegos son ya ocho lustros con tantos yerros, pero a partir de este instante y en el suceder de instantes futuros debemos asumir que sí somos el claustro universitario abierto a la comunidad guariqueña, llanera, nacional y mundial, para cimentar estudios científicos, humanísticos y tecnológicos que sean reflejos ciertos de Caminos y horizontes en las gentes de nuestros pueblos, campos y ciudades, y que nosotros los universitarios seamos los primeros en ser gentes reflejos de buenos comportamientos en palabras y en hechos y en buenas luces de concordia, de paz, de justicia social y de amor por nuestra nación, Venezuela.
                                                                                               Adelfo Morillo






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Villa de Todos los Santos de Calabozo, julio 2017

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