Protagonistas anónimos, las gentes más insignes de cada época
Bernard Mannes Baruch, economista,
industrial estadounidense (Camden 1870, New York 1965), hizo una inmensa
riqueza y la dedicó en su mayor parte en educación y en obras filantrópicas;
escribió y publicó Preventing Inflation
(1942), A Philosophy for our Time
(1954), y My Own Story (1957).
En esta Semana Santa me fui a San
Cristóbal, Táchira, Venezuela, a pasar esos días con algunos de mis hijos de mi
primer matrimonio; como hago últimamente, llego a casa de mi hijo Adelfo
Antonio, y siempre él me sorprende con algún buen libro, en esta oportunidad
fue con El Libro de los Valores y de los
Antivalores…, escrito por el
venezolano Armando José Sequera, comunicador social; y tal libro es ilustrado
por el venezolano Oswaldo Rosales, Licenciado en Artes Plásticas, mención
Escultura, egresado de la Escuela Armando
Reverón; este ejemplar fue publicado por Editorial San Pablo (2005),
Caracas, y de él entresaco la lectura con el título La persona más insigne de la época…; en la página 97 podemos leer
Cuando
el político estadounidense Bernard Mannes Baruch cumplió 94 años de edad, en
agosto de 1964, uno de los periodistas, que lo entrevistaron, le preguntó quién
era, en su opinión, la persona más insigne de la época.
Baruch
sonrió y dijo con su honestidad característica:
-Es el
hombre que cumple su tarea día tras día. Es la madre que se levanta cada mañana
para servir el desayuno a sus hijos, asearlos y enviarlos a la escuela. Es el individuo que conserva limpias las calles.
Es el soldado desconocido y son, en fin, millones de personas.
En este día yo levanto mi voz para
cantar a la gente trabajadora y que en su inmensa mayoría cumple sus
obligaciones en el anonimato; son los hombres y mujeres obreros y obreras en
las múltiples labores de nuestra geografía nacional; empleados y empleadas en
sinnúmero de oficios en el país; profesionales hombres y mujeres en los
distintos espacios rurales y citadinos de la nación; civiles y militares;
niños, adolescentes, jóvenes y adultos que asisten de estudiantes a la escuela
en sus diferentes niveles y modalidades; y sobre todo canto a todas esas gentes
que cumplen cabalmente con sus obligaciones, es con estas gentes, protagonistas
anónimos, con que podemos construir un mejor país, en que estemos por encima de
cualquier diferencia, donde prevalezcan solo las cosas que nos unen, y en este
caso debe unirnos nuestra esencia de llaneridad, de guariqueñidad, de
villatodosantinos que venimos de esta llanura amplia y abierta, para proyectarnos
amplios y abiertos a marcar Caminos y
horizontes de grandeza en amor intelectual y espiritual…
Adelfo Morillo
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