Soñar en bien
No sé cuándo
comencé a soñar,
sé que fue a
temprana edad,
quizás a mis cinco
o seis años,
fue a orillas del
Apure,
vivía con mi
abuelo materno, mi papá,
y con mi abuela
materna, mi mamá,
en El Picacho,
en una casa en
frente al Apure;
a veces pescaba
y mientras
pescaba, soñaba,
algunas veces
pescaba
en la canoa que mi
papá
dejaba amarrada en
la orilla del Apure,
en frente de la
casa,
otras veces pescaba
en una lancha
varada y abandonada
que habían dejado
en el Apure,
a escasos metros
de la casa
y mientras
pescaba, soñaba,
soñaba en ser
astrónomo,
soñaba en ser un
hombre de bien;
me sentía
resentido de mi papá,
el que me engendró
y que no conocía;
en el tiempo cosas
pasan,
ahora no siento
resentimiento
y eso me alegra;
ahora camino y
sueño,
leo y sueño,
escribo y sueño,
amo y sueño;
qué bien es soñar,
sobre todo soñar
para bien,
para bien vivir,
para bien
convivir;
si cada quien
soñara para bien,
qué bien sería
este mundo,
viviéramos en un
mundo de bien;
y es así cómo
sueño,
un mundo de bien
en el amor,
amor por el de al
lado,
amor por el de más
allá;
qué bien me hace
soñar en bien,
porque nuestra
nación sea de paz,
porque nuestro
mundo sea de paz.
Adelfo Morillo
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