Desnudeces de alma
Cada cierta vez
me acuerdo de
aquella noche,
cuántas cosas me
dijiste,
sé que eran
palabras bonitas,
de las tantas que
siempre me decías,
mas esa noche solo
recibí,
recibí todo cómo
te diste,
te diste sin
desnudeces de cuerpo,
solo me diste
desnudeces de alma
y así me acuerdo
con alegría;
yo andaba tan
confundido,
te tenía en un
lugar tan alto,
muy lejos de mí
que andaba tan
confundido;
quizás en ti
también había confusión,
mas ahora en el
tiempo
me doy cuenta
y me alegro por ti
y me alegro por
mí,
no nos ganó la
confusión,
elegimos,
decidimos
y entonces cada
cierta vez
me acuerdo de aquella
noche,
no sé si hubo
luna,
no sé si hubo
luceros,
no sé si hizo
frío,
solo sé que
recibí,
te recibí en
silencio,
como nunca antes,
estuve en silencio,
yo que era un
parlanchín,
estuve callado y
te escuchaba
y me encantabas en
tus ojos
y me alegrabas en
tus gestos
y ahora me
acuerdo,
me acuerdo de
aquella noche,
al principio hubo
canciones,
mas luego te
volviste canciones
en tus palabras,
en tus ojos
y en tu íntima
fragancia
de tu amor sin
arrogancia,
como siempre
fuiste para mí;
me recibiste,
me amaste en tus
desnudeces de alma,
antes de esa
noche,
durante esa noche
y también después
de esa noche
me amaste en
desnudeces de alma.
Adelfo Morillo
No hay comentarios:
Publicar un comentario