En tiempos de Lazo Martí
Con la Silva Criolla,
del vate Francisco Lazo Martí
aprendemos raíz,
significa en prosa, selva criolla.
Sigue la invitación
que hace el vate a un bardo amigo
Es tiempo de que vuelvas:
es tiempo de que tornes…
Apostrofa a que deje las orgías,
a que no se encandile
con lisonjas y momentos viles;
que oiga la nostalgia
que le llega de lejos, de su llano.
Vuelve y con ritornelo
insiste a que abandone candilejas
de poder citadino
y tierra de montañas
y vuelva sus pasos a la llanura,
donde duerma en calma,
en viva inspiración ardan tus cantos.
Insiste con el apóstrofe,
para que invierta bien su juventud,
no se deje tentar por la lisonja.
Es tiempo de que vuelvas:
es tiempo de que tornes…
El vate ahora canta
grata brisa y pastura,
al sol, y a los charcos,
a días de luz en garzas y rosas.
Florecer es amar…
Y al amor canta variopintas flores,
pulsa la lira, escribe y canta
trenza brillante el orozul de seda.
Encanta el amor en el uvero,
en el curujujul,
en agridulces del merey y del orore,
espinito sabanero
y parcha aguanosa completan la flora.
Sigue su canto el vate,
acude a la nostalgia
de la vacada y del toro padrote,
de los llaneros que ya no madrugan,
no se oyen bramidos
ni enamora el vaquero con sus coplas,
fuéronse pastores y ganados,
con rumbo al Sur cruzó la caravana.
Con dolor canta el vate
el fuego en la sabana,
cómo quema y destruye
como si fuera un faro ignipotente
clavado en la ribera de un mar muerto.
Apología al trabajo
canta el vate en la roza nueva,
volverán los pastores emigrados
volverán las vacadas,
y canta la labor
y también horas de recogimiento
de cuando en la noche se escuchan
la copla, el tono triste y el romance.
Canta el vate al amor y al deber,
dos reales esencias de la existencia,
y canta no rendirse,
siempre a combatir,
apostrofa al bardo
¡que cese al fin tu dilatada ausencia?
y el vate desdice de la guerra
y de no más caudillos,
y pinta al bardo
aves de esta amplia selva criolla,
en guacabas, turpiales, carpinteros.
Cómo enamora el vate
al bardo con cosas de añoranzas;
mas de pronto el vate
se ensimisma en sus horas tristes,
en su amada ausente,
bajo la tierra madre.
Y en impulso de vida y alegría
vuelve al amor el vate
Alada flor de broche diamantino,
errante flor de fúlgida hermosura,
flor de luz, el cocuyo peregrino
irradia la espesura.
Y náufrago en la noche sin ribera,
mi espíritu se abstrae
pensando que de un mar desconocido
el llano es una ola que ha caído,
el cielo es una ola que no cae.
Adelfo Morillo
No hay comentarios:
Publicar un comentario